domingo, octubre 6, 2024
Cultura

“Vestigios”: una ficción en clave cinematográfica

¿Una novela puede ser una película al mismo tiempo que la leemos? No se trata de la intuición: “Esta historia da para el cine”, sino de una lectura que proyecta una imagen tras otra sobre una pantalla imaginaria. En el carrete del proyector, la pestaña del rollo amarra una cinta que en lugar de fotogramas tiene palabras, frases y páginas que se transforman en escenas.

La lírica de la escritura de Vestigios -la última novela de Cristina Siscar (Paradiso, 2022)- es una suerte de arte fotográfico que articula la historia de Rita, quien recorre el arrabal porteño en un viaje en taxi con un aviso de correo con remitente en Santiago de Chile. El dato extraño es que el papelito rosa del correo privado tiene escrito su nombre completo: María Rita Molina. ”Sospechó, todavía detenida junto a la mesita, con la mirada fija en el aviso del correo, que esa carta certificada o lo que fuera se la enviaba alguien que la había conocido en otra época, alguien que, además, necesitaba corroborar la existencia y la identidad de la destinataria. En cualquier caso, vendría de muy atrás…”, dice la narradora.

La memoria y el presente rebotan en los espejos de un caleidoscopio por donde la protagonista intenta adivinar el futuro, aunque todo es efímero como las formas y colores que se multiplican al menor movimiento. En Rita, el pasado aparece en un llamado telefónico inesperado y en las especulaciones que hace del contenido de un enigmático sobre que la espera en un galpón de un barrio olvidado de Buenos Aires. Esas calles tienen sus fantasmas que habitan entre la maleza y abandono, surcando las aguas del Riachuelo entre el humo de las fogatas que se adivinan a lo lejos.

¿Esa carta le dará algo de sosiego o disparará los recuerdos que permanecen ocultos tras el temor del exilio? ¿Y si el miedo la deposita en un pretérito que le cancela el futuro y transforma al presente en un limbo que le cierra las puertas del cielo? Muchas preguntas para un papelito rosa con datos escritos en birome azul que sostiene en sus manos, en el asiento trasero de un auto durante una tarde calurosa de verano: “Serpenteando, a los saltos, se internan cada vez más en el escenario de un extraño derrumbe, que ha dejado ruinas en pie, cascarones vacíos. Ya cruzan de cuando en cuando calles de tierra, y pasan entre escombros y descampados. Retroceden. El taxi prosigue su marcha, pero retroceden. La ciudad se desintegra. Falta poco para que aparezcan las carretas saliendo de los saladeros, transportando charqui, las ruedas hundidas en el barro. ¿Es una vuelta al origen o es el fin? En algún punto se confunden.”

El viaje de Rita cambia de rumbo cuando aparecen nombres cancelados y rostros en penumbras, vestigios de huellas que se pierden en la bruma y la llevan por un camino sinuoso: “¿En qué momento de la vida vemos la suma de todos los momentos anteriores ¿En qué momento o acto se reúnen lo que hemos sido, lo que somos y lo que seremos?”.

Mientras tanto, en cada página de Vestigios el lector selecciona las frases/fotogramas que Cristina Siscar construyó palabra tras palabra, con la maestría que sólo su talento puede amalgamar.

Portada: Foto de Matanza Viva.