miércoles, septiembre 11, 2024
Por el mundo

De Correa a Moreno, una lectura crítica a la acumulación de capital y la captura del Estado

Desde Ecuador

Carlos Pástor Pazmiño[1] / para El Furgón

El Correato un régimen político-económico

Rafael Correa Delgado[2] entra a la esfera pública durante la presidencia de Alfredo Palacio[3], su cargo como Ministro de Economía y Finanzas lo catapulta a la política nacional, Correa es destituido del cargo por su crítica y negación al pago de deuda externa. Desde 2006 empieza a ganar popularidad con un discurso progresista que recogía las consignas de la izquierda tradicional y los movimientos sociales de obreros, mujeres, campesinos etc. Pero con un aire renovado, académico y carismático.

Se presenta como candidato a la presidencia con una alianza electoral entre su movimiento “Alianza País” y el “Partido Socialista Frente Amplio” (partido histórico y tradicional) sectores no organizados de la sociedad civil lo veía como un outsider. Su carisma y formación académica le daban seguidores en algunos grupos de izquierda que se fueron sumando a la candidatura, intelectuales, periodistas y organizaciones indígenas.

Cuando gana las elecciones tenían un discurso de izquierda radical, se declara anticapitalista, promete terminar con la “larga noche neoliberal”, no pagar la deuda externa ilegítima, afirmaba que haría transformaciones profundas en las estructuras del Estado, planteaba terminar con las recetas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Consignas que la sociedad organizada en general y los sectores subalternos en particular quería escuchar. El país venía de un largo periodo de inestabilidad económica y política.

Como presidente firma el “Acuerdo Patriótico” que abordaba temas como: No dar paso al TLC con los Estados Unidos (en su gobierno se firma el Acuerdo Comercial Multipartes con el Unión Europea), No involucrar al Ecuador en el Plan Colombia (recordemos el bombardeo en Angostura donde fue asesinado Raúl Reyes), Reforma Política a través de la Asamblea Constituyente (en la parte dogmática muy progresista, pero en la orgánica sumamente concentradora de poder en el ejecutivo), proteger la producción agroalimentaria nacional (los G.E. agroalimentarios en esta década fueron de los más enriquecidos), crear un fondo de reactivación productiva agropecuaria que privilegiará el financiamiento de programas productivos sustentables cogestionados por las organizaciones rurales del país, programa de reforma agraria (incluyendo el cambio de la ley) que evite la concentración de las tierras y que permita el acceso del campesinado no solo a la tierra sino a créditos con intereses preferenciales (durante el Correato los agroexportadores incrementaron sus ventas significativamente), asistencia técnica recuperando los conocimientos ancestrales (empresas de agroquímicos iban de finca en finca promocionando el modelo de agricultura basado en la masiva utilización de agroquímicos).

Rafael Correa asume la presidencia de Ecuador junto al expresidente Alfredo Palacio

En el mismo acuerdo Correa se compromete a impulsar y fortalecer el tejido organizativo (rompió la mayoría de organizaciones sociales, creando organizaciones paralelas que aplaudan sus políticas antipopulares), canales de comercialización y una política de precios que permitan precios justos y permanencia digna en el mercado al campesino y pequeños productores rurales (los grandes supermercados fueron otros de los sectores más beneficiados).

En el mismo acuerdo afirma que promoverá el desarrollo rural sustentable, impulsando la creación de una Ley de Tierras y prohibiendo el latifundio, la gestión democrática del agua, no permitir la privatización de este recurso fundamental para la vida humana, evitar los megaproyectos que afecten la biodiversidad y garantizar la calidad del agua de consumo humano,  ofrece también que todos estos programas se cumplirán con la activa participación de organizaciones como: FENACLE, FENOCIN y FEI. (Organizaciones divididas y engranadas en la estructura gubernamental) En la parte final del acuerdo se menciona:

Este acuerdo se llevará a cabo con la constitución de un grupo de trabajo de todas las organizaciones campesinas, indígenas, que generará una política de estado para el campo que será el eje para el gobierno.

El resultado del acuerdo fue prácticamente la cooptación de varios dirigentes sociales que terminaron siendo altos funcionarios púbicos con poca o nula capacidad de ejecución del “Acuerdo Patriótico” o embajadores en algunos países. Por ejemplo, Pedro de la Cruz, en aquel entonces presidente de FENOCIN pasa a ser parte del buró político de Alianza País y  más tarde asambleísta en la Asamblea Nacional Constituyente, desde las elecciones de 2013 presidente del Parlamento Andino y luego asambleísta nacional, miembro del Consejo de Administración Legislativo.

En suma, el “Acuerdo Patriótico” sólo sirvió para el acomodo en espacios burocráticos administrativos de algunos dirigentes sociales o partidista, que afirmaban estar en altos cargos por su capacidad intelectual y méritos propios y NO por cuotas políticas. La Constitución aprobada en 2008 por votación popular, reconoce a la Economía Popular Solidaria como eje vital de la economía nacional, se reconocen los derechos de la naturaleza, se plasma el anhelo de llegar a la soberanía alimentaria etc. Sin embargo un estudio realizado durante tres años por un equipo de 21 investigadores evidencia que las leyes aprobadas en este periodo fueron sólo papel, ninguna ley llego a promover algún tipo de cambio estructural[4].

Correa mantuvo un discurso revolucionario, criticaba la concentración de la tierra en pocas manos, criticaba a las grandes empresas y su acumulación, criticaba las políticas imperialistas de Estados Unidos.

En 2010, dos años después de la aprobación de la Constitución y cuatro desde que empezó su ejercicio político, durante el V Congreso de la CLOC-VÍA CAMPESINA llevado a cabo en Quito en octubre de ese año Correa dice:

…no necesitamos una reforma agraria,…el problema de la tierra casi está intocable. No ha sido falta de voluntad, sino de recursos, de tiempo. (Correa R. , 2010).

En su discurso reconoce la deuda agraria y no habla de la Ley De Tierras, ni menciona la prohibición del latifundio en el país, si bien se logra (por presión social) un marco jurídico que retoma las problemáticas agrarias, el gobierno jamás dio visos de que iba a hacer transformaciones estructurales más allá de subir el monto del llamado bono de la pobreza[5]. Correa mantuvo hasta el final un discurso revolucionario, criticaba la concentración de la tierra en pocas manos, criticaba a las grandes empresas y su acumulación, criticaba las políticas imperialistas de Estados Unidos, mientras las organizaciones sociales peleaban en las calles el cumplimiento del “Acuerdo Patriótico” más allá de los cargos públicos.

En muchos casos las bases de las organizaciones sociales no coincidían con las posturas de los dirigentes, lo que generó confusión entre las organizaciones y ciertamente tensiones en la sociedad no organizada, ni muy enterada de la realidad local. El ministerio de agricultura era una sucursal de los monopolios agrarios, que evidentemente se verían afectados si alguna de las frases discursivas de Correa se materializaba.

Una herramienta de comunicación permanente que utilizó el régimen del Correato fue la “Sabatina o enlace ciudadano”[6], en estos espacios el gobierno forjaba sus alineamientos, “el objetivo final de estos discursos era mostrar que su ideología política es la de un socialista moderado” (Morales Lopéz, 2012) y así no generar distanciamientos con ningún sector empresarial y al mismo tiempo lograba la adhesión de los sectores campesinos e indígenas a su proyecto político, es decir conseguía aglutinar futuros electores en cada programa.

El saber ayudar para Correa eran los llamados “encadenamientos productivos”, estos consistían en que siempre que las grandes empresas crezcan, los sectores populares también los harían.

En su enlace ciudadano No. 240 del sábado 1 de octubre de 2011, Correa al referirse a una posible redistribución de tierras en el país, por la presión social dice:

…O sea, si por buscar la justicia -les insisto- tenemos 200 millones de hectáreas en el Ecuador, 14 millones de habitantes: dividimos 200 millones para 14 millones, sale 10-15, unas 12-13 hectáreas por habitante, ¿verdad? “qué justicia logramos” y la eficiencia y productividad va a ser cero. Entonces, esto es lo que no entienden algunos compañeros, tienen solo esa visión de justicia redistributiva. Todos tenemos esa visión de justicia, pero hay que saber ayudar: cuidado que por buscar la “justicia” (entre comillas), destrozamos la eficiencia y productividad de los grandes y lo que hacemos es “a todos, igualitos”, pero igualmente miserables, igualmente pobres. ¿Si estamos claros? Debemos saber ayudar. (Correa Delgado R., 2011).

El saber ayudar para Correa eran los llamados “encadenamientos productivos”, estos consistían en que siempre que las grandes empresas crezcan, los sectores populares también los harían, ya que estas grandes empresas generarían mayor empleo y productividad, con mayores exportaciones y mejores ventajas competitivas. La realidad fue que las empresas sí, crecieron, pero los sectores populares sobre todo los rurales, no, la intermediación de los encadenamientos productivos hacía que el productor venda el quintal de cebolla o papa en $4 o $5 dólares (imposible de cubrir los costos de producción mínimos) mientras que en los supermercados aliados al régimen 3 cebollas en precio de venta al público superen  tranquilamente los $0.90 centavos de dólar o en ocasiones más. Está dinámica era similar para la mayoría de productos de la canasta familiar básica[7].

Correa lograba mantener el régimen debido a estrategias de comunicación[8] que a nivel internacional construían la imagen de un hombre de izquierda, heredero de los referentes intelectuales y militantes de la lucha popular, mientras que en el país su estrategia para mantener el status quo era “Control de conocimiento o velo técnico”, su ejército de súper funcionarios jóvenes con títulos extranjeros o directamente extranjeros[9] llevaban toda propuesta o consigna popular al campo de la argumentación técnica.

Por ejemplo, los debates sobre impuestos a las grandes empresas, redistribución de tierras o gasto público en grandes obras que hasta la fecha no se materializaron sucedían muy lejos de la sociedad civil en general y de las organizaciones sociales en particular. No importaba que dichas discusiones sean en el fondo sobre derechos colectivos o mejoras para la población, es decir que hacían parecer que los sectores sociales carecían de argumentación técnica, que eran temas sumamente complicados y que el régimen era el único capaz de dar respuestas “técnicas”  y por lo tanto creer que la verdad estaba en sus manos.

En suma, las demandas de políticas públicas se las manejan desde un Estado presentado como tecnocrático y eficaz, convirtiendo el debate político en argumentación técnica siempre a favor del Correato, deslegitimando el contenido político de las exigencias de las organizaciones y limitaba el accionar social. El modelo agrario “técnico” para el sector rural era el “productivo”, medido tonelada por hectárea, según Correa y sus técnicos llenos de títulos (muchos de estos se comprobó que fueron falsificados) pero con poca o nada experiencia en la vida real rural, afirmaban que cuando hay mayor cantidad de tierra, se puede producir mejor un producto siempre que este acompañado de fertilizantes y agroquímicos, productos que luego llegarían a los mercados internacionales y traigan divisas para el país. Correa dice:

…más grave que el problema del acceso a la tierra es el de la productividad. Tenemos una productividad agrícola campesina demasiada baja. Y en la economía campesina -sencilla, la no capitalista- esa productividad es desastrosa. Y parte de esa baja productividad son las pequeñas parcelas de terreno. Entonces, lo uno tiene que ver con lo otro. Cuidado: por buscar la justicia, destrozamos la productividad. Las grandes empresas aunque manden toda la plata a Miami, pero qué productividad que tienen”… ¿Si estamos claros? Justicia y eficiencia. (Correa Delgado R., 2011).

Las posiciones emitidas por el expresidente Correa dan cuenta de un escenario político en el que le cantaba al Che Guevara, pero que dirigía la política pública en favor de las élites económicas, acciones que se articularon en torno a intereses de clase.

El paradigma de la productividad se sustenta exclusivamente en la rentabilidad y las ganancias para el agroindustriales, en este debate técnico que posicionaba cada sábado Correa no se toma en cuenta qué se produce, cómo se produce, quien produce y para quién se produce. Estas interrogantes son claves para los sectores populares y sus exigencias. Nuevamente Correa evidencia su clara inclinación por las grandes empresas y no por los sectores populares.

Los enlaces ciudadanos o sabatinas cumplieron un papel fundamental, Carlos de La Torre sostenía que Correa buscaba ligar a la ciudadanía directamente cada sábado, sin ningún intermediario, en este escenario se muestra como la encarnación de las promesas de ruptura y de construcción de un nuevo orden social. Pero en la práctica ocurría todo lo contrario.

Como hemos podido ver las posiciones emitidas por el expresidente Correa en sus enlaces ciudadanos dan cuenta de un escenario político en el que le cantaba al Che Guevara, pero que dirigía la política pública en favor de las élites económicas, acciones que se articularon en torno a intereses de clase, lo cual no permitió romper la condición de subalternos a las organizaciones sociales.

Rafael Correa traspasa el mando presidencial a Lenín Moreno

Moreno, un gobierno heredado

La consecuencia de 10 años de Correato fue el desplazamiento de campesinos, pueblos ancestrales y el fortalece de la acumulación por despojo. Estas políticas niegan la posibilidad de impulsar reformas agrarias en beneficio de los campesinos. Durante estos dos años del gobierno de Moreno, lo más cercano a un proceso en beneficio de los campesinos, ha sido la creación de la Subsecretaría de Agricultura Familiar Campesina, adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería, pero con un presupuesto incierto aún en manos de FENOCIN. El resultado de 12 estos años es una polarización, entre la agricultura campesina y aquellos productores agrícolas capitalistas con acceso a las inversiones y los conocimientos para entrar en los nuevos mercados de exportación, con nuevos productos como; brócoli, hortalizas, frutas, flores entre otros.

Moreno y su gabinete al frente de las políticas rurales, responden a un modelo de desarrollo rural hegemónico y global fomentado por empresas transnacionales que legitiman y promueven distintos flujos económicos, especulan en los mercados y bolsas de valores internacionales con los precios de estas materias primas. Dichas empresas en alianzas con el Estado, cubren sus huellas con lo que llaman “política de responsabilidad social” o “dialogo nacional”,  que lo único que logra hacer, es cooptar a dirigentes sociales de organizaciones campesinas indígenas para colocarlos al frente de instituciones públicas, sin mayores posibilidades de cambios estructurales, promover clientelas y someter a ciertas organizaciones sociales y políticas. Correa y Moreno han profundizado con mucha fuerza la reprivatización exportadora, basta ver sus políticas agrarias para saber que ambos se subieron al tren de los monocultivos de exportación, el slogan que antes era “Cambio de Matriz Productiva” hoy es “Minga Agraria”. Cambian la carcasa pero el fondo es el mismo.

Correa caminó muy de cerca con el Consorcio Nobis durante todo su gobierno, Isabel Noboa, varias veces lo visitó en Carondelet. Su cercanía con el régimen, la hizo acreedora de uno de los proyectos emblemáticos de las Alianzas Público Privadas (puerto de Posorja). Ahora la relación entre el gobierno y este grupo económico, se profundiza con Moreno. El yerno de la empresaria: Pablo Campana Sáenz, ex directivo del mencionado consorcio, dirige el Ministerio de Comercio Exterior. Campana es miembro del colectivo PROPONLE: él encabezó la llamada “minga nacional agropecuaria”, proyecto político para el sector rural, que impulsa el monocultivo de agro-exportación, el acaparamiento legalizado de tierras, el control del agua, la masiva utilización de agroquímicos y la búsqueda de mercados internacionales para los “flex crops”[10].

Los procesos extractivos mineros y petroleros continúan imparables y son generadores de conflictos sociales, basta ver la reciente movilización de los sectores que luchan por el agua, la vida en contra de la megaminería y la explotación de una parte del parque nacional Yasuni. La cabeza de esta cartera de estado es Javier Felipe Córdova, él ha demostrado estar dispuesto a imponer estas actividades extractivas, en contra de la voluntad popular por preservar las zonas altamente diversas, como los casos de Nakintz e Intag. Moreno hace suyo el mensaje de Correa: “no seremos un pueblo sentado sobre un saco de oro”, y no hay duda que luego dirá, como su predecesor, que se trata de minería para el Buen Vivir…

Carlos Pérez García, ex alto funcionario de Halliburton, una gran empresa petrolera transnacional, profundiza el “festín de nuestro petróleo”, en una entrevista realizada durante la reciente reunión de la OPEP, afirmó que continuará con la explotación del crudo en el ITT porque “el Ecuador necesita esos recursos”. Cabe la pregunta; como Ministro de Hidrocarburos, ¿mantiene independencia con sus anteriores empleadores de origen norteamericano?

Las condiciones laborales estos años han sido desastrosas, el sub empleo ha crecido significativamente bajo un extenso marco normativo, el decreto 1701, que afectó los derechos de la contratación colectiva, el código de la producción, la ley orgánica del servicio público, el decreto 813 entre otras, ¿esta explotación laboral ha terminado con la política laboral, que ha ejecutado el actual Ministro de trabajo? El Ministro de trabajo, Raúl Clemente Ledesma Huerta, guayaquileño, miembro de Movimiento provincial Centro Democrático del prefecto de la provincia del Guayas, Jimmy Jairala. No ha cambiado esta realidad.

El boom bananero de los 50s, nos situó como uno de los países más grandes en la exportación de banano en el mundo (Noboa Naranjo fue quien encabezó este proceso), las divisas que ingresan por esta rama económica, son casi tan significativas como las que ingresan por la exportación del petróleo. La frontera agrícola de este monocultivo es aproximadamente de unas 200 mil hectáreas, pese a los réditos económicos del sector, los obreros agrícolas son de los más explotados, la mayor parte de ellos, no tienen seguro social, no tienen un salario digno, no tienen contrato fijo, no están organizados, padecen graves enfermedades debido a los agroquímicos que utilizan en las plantaciones, los trabajadores agrícolas están indefensos frente a las condiciones laborales en el sector agrícola. ¿El Ministro de trabajo ha hecho cumplir las normas laborales de los obreros en general y en particular de los obreros agrícolas? Es cuestionable, debido a que el Ministro de trabajo, es hijo de Eduardo Ledesma, ex presidente de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador.

Según el Ranking de las mayores empresas del Ecuador de la revista EKOS, los sectores dedicados a la pesca y acuacultura son de los más rentables en los últimos años, Negocios Industriales Real S.A. y Eurofish, son de las empresas que más han crecido, está ultima vendió $92.783.003 en el 2015[11] y es el espacio donde laburaba la actual Ministra de Acuacultura y Pesca, Ana Drouet Salcedo. Los intereses de los grandes exportadores de atún y camarón, están bien representados, ambas empresas son líderes en el acaparamiento de manglares y la pesca de arrastre nociva para las especies marinas. Abrir mercados con los TLCs, con la UE y EEUU para estas corporaciones, parece ser el objetivo de la actual Ministra. La política que implementa para los pequeños pesqueros artesanales, no se termina de consolidar.

El vicepresidente electo hace un par de días por la asamblea nacional, Otto Ramón Sonnenholzner, encarnada lo que Edelberto Torres Ribas llamaba el “burgués trípode” aquel que tiene una pata en la inmobiliaria, una pata en el comercio exterior y otra en el turismo. Es decir que los Capitales de Sonnenholzner tienen una alta diversificación y es capaz de acumular rentas en varias ramas económicas al mismo tiempo. Están muy bien representados los intereses de la burguesía ecuatoriana en el equipo de trabajo de Moreno. Los datos de las Superintendencia de compañías nos dicen que Sonnenholzner encabeza cinco empresas y es accionista en 11 más. Entre las empresas encontramos ESLIVE que según el portal de la guía de negocios de la revista EKOS en 2017 obtuvo por ingresos $12, 355,651 y por utilidad $1,615, 729. ¿Con Otto Ramón Sonnenholzner los ingresos de sus empresas aumentaran o disminuirán?

En suma, el presidente Moreno no ha cuestionado el modelo económico heredado del correismo (concentrador de capitales, rentista, intermediario) y menos aún la sociedad jerárquica que mantuvo el gobierno estos años. Es decir, la prioridad del gobierno ecuatoriano, es la economía exportadora dependiente de los mercados internacionales y entregar el país a los TLC con la UE y el posible TLC con EEUU. Moreno y su gabinete no representan una amenaza al sistema vigente de dominación y clases, como tampoco lo significó el gobierno de Correa. El gabinete, parece ser, una fórmula de “transacción”, entre una burguesía comercial con altos réditos, en los periodos de Correa, aun en expansión y una aristocracia agroexportadora que pretende levantarse con fuerza de la mano de los TLCs, el FMI y amparado en las leyes rurales como tierras, agua, semillas, etc.

Hoy en día, es más evidente, como el Estado ha sido cooptado por las élites económicas. Se consolida una renovada forma de dominación burguesa. Moreno y su equipo de ministros-empresarios, ha logrado convertir al Estado ecuatoriano en un Estado-Empresarial, que sirve de instrumento político a través del cual, logra articular a las élites para defender sus intereses comunes, todo esto en un contexto de polarización social y desmantelamiento del tejido organizativo popular, con el claro objetivo de buscar un desarrollo capitalista, aliado a las grandes corporaciones y potencias mundiales. Lenin Moreno, comparte con las clases dominantes, la preocupación por el orden y la acumulación; con las clases medias, el deseo de conservar una posición de consumo, apenas consolidada; y, al mismo tiempo, se hace eco discursivo de los reclamos de los sectores más populares. El actual gobierno nos lleva a una privatización masiva de empresas públicas y una derechización ideológica, política y económica que será la mesa servida para Nebot o Lasso.

Moreno en su último viaje a China fue acompañado por un grupo de empresarios ecuatorianos como Roberto Aspiazu[12], director Ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano, que no nos vaya a sorprender que se promuevan TLC con China o que nos arrinconen para entrar a la Alianza del Pacífico. En suma, Moreno no ha roto la lógica del empresario ecuatoriano fundamentalmente rentista e intermediario, tan propia, de modalidades de acumulación extractivistas, que demandan prácticas sociales clientelares y un régimen represivo que será inocultable, ya vemos que se empiezan a eliminar los subsidios a los combustibles, y a estancar los salarios de los sectores obreros del país.

 

[1] Militante de las luchas populares por la soberanía alimentaria, la agroecología y la economía popular y solidaria. Politólogo por la Universidad Central del Ecuador, Especialista Superior en Cambio Climático, magister en Relaciones Internacionales, doctorando (Ph.D) en Estudios Latinoamericanos. Se ha desempeñado como docente-coordinador del curso internacional virtual de CLACSO “Acumulación y despojo en el agro latinoamericano”. Coordinador del Taller del Estudios Rurales de la UASB-E. Miembro del Grupo de Trabajo de CLACSO: Estudios Críticos del Desarrollo Rural. Miembro de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural. Líneas de investigación: grupos económicos, elites agrarias, luchas campesinas indígenas, geopolítica agraria, recursos naturales. Ha publicado varios libros y artículos sobre estas problemáticas.

[2] Antes de esto era un profesor de la universidad privada más costosa del país, nada conocido en las organizaciones sociales y muy poco en la academia nacional. Cabe recalcar que no tiene un pasado o trayectoria política militante en procesos o luchas populares.

[3] Vicepresidente del destituido presidente Lucio Gutiérrez.

[4] Para una lectura más completa ver Atlas de los Grupos Económicos Agroalimentarios en el Ecuador.

https://www.rosalux.org.ec/pdfs/ATLAS_AGRARIO_VERSION_DIGITAL_REC.pdf

[5] Programa social del gobierno de Correa que entregaba una mensualidad de $35 dólares (cantidad que fue subiendo a lo largo de su gobierno) a las familias más pobres del país, dinero que terminaba en las manos de las cadenas de supermercados debido a programas como “Socio Solidario”: productos alimenticios de las grande empresas agroalimentarias a costos más bajos pero con fechas de caducidad muy próximas a su venta.

[6] Programa de radio y televisión trasmitida a nivel nacional cada sábado durante horas para posicionar temas de discusión social de acuerdo a sus intereses.

[7] El precio de la canasta familiar básica era de $350 y ha ido subiendo hasta llegar al día de hoy a $719,88 según Ecuador en Cifras. Imposible de cubrir los el salario básico.

[8] El Gobierno de la “Revolución Ciudadana” no se asienta en los movimientos sociales y no le interesa la intermediación de los partidos políticos, ni de las instituciones democráticas por lo que los medios de comunicación y particularmente los enlaces ciudadanos son fundamentales para esta ligazón directa del Presidente con el pueblo; convirtiendo al Gobierno en el anunciante más grande de la televisión.

[9] La burocracia aumentó en los años del Correato, la mayoría jóvenes que cada fin de mes gastaban su sueldo en las tiendas de los grupos económicos, o en las inmobiliarias o las automotrices. Consolidándose una trasferencia indirecta de recursos. Poco o muy poco de estos sueldos dorados se dirigían a la EPS a pesar de tener una ley orgánica de EPS.

[10] Productos agrícolas flexibles en los mercados internacionales, se pueden vender para consumo humano, consumo animal o como insumos para biocombustibles.

[11] Guía de negocios revista EKOS

[12] Heredero de las familias tradicionales de la élite guayaquileña