Los límites de la ofensiva de Macri
Por Pablo Romá/El Furgón –
El segundo debate presidencial está cerrando la larga campaña hacia el domingo 27 de octubre y deja delineada la performance de los principales candidatos a la presidencia, Alberto Fernández y Mauricio Macri.
Macri tuvo que girar sobre su propio eje para jugar sus últimas cartas, la movilización de la 9 de Julio y una actitud más confrontativa. Sin embargo, enfrente encontró a un Alberto Fernández que no perdió la calma y eligió los momentos para marcar la diferencia.
Macri apuntó contra Fernández. “No somos lo mismo”, “no somos iguales”, “nuestra visión es diferente”, indicó en repetidas ocasiones el Presidente, mientras su adversario apuntó: “Gracias a Dios no somos iguales”.
El Jefe de Estado tendió a marcar sus diferencias en torno a los ejes articuladores de su intervención. El primero de ellos, ser el representante de una cultura “democrática” frente a otra “autoritaria” y de una moral superior, la de la verdad contra la mentira. Sin embargo, acusó recibo de los primeros 30 segundos del primer debate en el cual un Fernández pugilístico apuntó: “El presidente miente a los argentinos”. La respuesta del líder de Juntos por el Cambio buscó lograr credibilidad en el electorado.
De esta manera, Macri buscó revertir esta construcción señalada por el candidato del Frente de Todos en un bloque que parecía tener todo a su favor. En el espacio dedicado a Federalismo, Calidad institucional y Rol del Estado podía abordar un eje articulado de su armado discursivo: la lucha contra la corrupción. Sin embargo, fue en este terreno donde su contrincante lo puso incómodo.
Fernández con calma expresó sus propuesta y contraatacó marcando las inconsistencias del discurso del Presidente. Rápido indicó que el problema no era “su dedo índice” sino los índices de desocupación, pobreza e inflación responsabilidad del gobierno de Macri. Y como decíamos anteriormente, puso incómodo al Presidente con los “negocios de la familia” como el acuerdo de condonación de la deuda del Coreo Argentino o el decreto de blanqueo usado por su hermano.
Fernández buscó distanciarse de la grieta, “que en la grieta se queden ellos”, con el fin de hablarle a un electorado más amplio. También planteó otro eje de su campaña, generar los consensos necesarios para “poner a la argentina de pie”. Aquí, el principal interlocutor fue Roberto Lavagna, en un claro gesto integrador.
Respecto a la participación de Roberto Lavagna, observamos que nuevamente le costó seguir el ritmo y la dinámica planteada por el formato del debate, pero su solvencia y experiencia en materia económica es un fuerte atractivo para sectores del electorado en momentos de crisis económica.
Nicolás del Caño mejoró su performance en este segundo debate. Eligió como principal interlocutor a Macri y esto hizo la diferencia. Dialogó con un sector que no es votante de izquierda pero sí es crítico del gobierno. Su discurso dinamitó los ejes discursivos del macrismo en el terreno institucional al recordar también el affaire Correo, el acuerdo con el FMI o el veto de las leyes como la del congelamiento de tarifas. Fue sólido además en el bloque medio ambiente.
En tanto José Luis Espert articuló un discurso directo e interpeló a los dos contrincantes principales. En el caso de Juan José Gómez Centurión, notamos que se recluyó en un discurso extemporáneo que solo apunta a consolidar a fracciones pequeñas del electorado.
La sorpresa de este debate fue que el equilibrio entre los bloques temáticos economía y calidad institucional no jugaron a favor del Presidente sino de Alberto Fernández y mostró los límites de la ofensiva de Mauricio Macri.
*Licenciado en Sociología e integrante de la consultora Circuitos