Docentes de Tartagal en huelga de hambre: “Necesitamos que el gobernador Urtubey nos escuche”
Por Luis Brunetto/El Furgón –
La huelga docente en Salta, silenciada por los medios de comunicación que protegen al candidato Juan Manuel Urtubey, ha entrado en su tercera semana con un alto nivel de adhesión, y fue ratificada el miércoles en una asamblea masiva. En el marco de la huelga, Claudia Valor, Nery Saldia y Marta Miranda, maestras de Tartagal, en el lejano norte salteño, iniciaron una huelga de hambre. Sobre esta decisión, en la que se pone en juego la vida para defender la educación pública y la dignidad de los docentes, conversamos con Claudia.
El Furgón: – ¿Por qué vos y tus compañeras tomaron la decisión de iniciar una huelga de hambre?
Claudia Valor: – La tomamos porque el gobierno se burla de nosotros, porque sentimos que la señora ministro (Analía) Berruezo y el señor gobernador (Juan Manuel) Urtubey no dan una respuesta que para nosotros sea válida. Se han puesto en una posición totalmente negativa y desconocen nuestra realidad. ¿En que tiempos estamos? ¿Somos esclavos? ¿Continuamos como en la época colonial? ¿Tenemos que someternos? Yo tengo la convicción de que no. Necesitamos que nos escuchen.
E.F: – ¿Cuál fue la respuesta del gobierno provincial al reclamo docente?
C.V: – En marzo logramos un aumento del 38 por ciento, que se iba a pagar en forma escalonada. Pero todavía de eso nos deben un 13 por ciento, y lo que nos aumentaron terminó siendo prácticamente nada. Entonces, ese incremento, que el señor Urtubey cree que nos ha dado como respuesta a través de la ministra, sacando un decreto y hablando por televisión y diciendo que nos aumentaba el 75 por ciento que nada que ver, para nosotros no es una solución y sabemos que ellos tienen la solución. Yo no sé la ministra Berruezo se ha olvidado que también es docente, parece que ella no fue educada por una maestra, parece que no le enseñaron lo qué significa ser digna. Ahora nos amenaza con descontar los dias a quienes no vayan a trabajar de ahora en adelante. Parece que no sabe que la huelga es un derecho constitucional.
Por más que tratan poner a las familias en contra nuestro. ¿Sabés por qué no lo logran? Porque entienden nuestra realidad, saben que en el aula damos todo.
E.F: Ustedes son de Tartagal, en el norte de Salta, casi en la frontera con Bolivia.
C.V: – Si somos de Tartagal, las tres docentes que estamos en huelga de hambre y trabajamos en distintos establecimientos. Yo viajo 120 kilometros por día para llegar a la escuela. Por ejemplo, gasto 2400 pesos por mes en transporte; sin embargo, con el aumento en nuestros sueldos del ítem para los viajes, me voy de 860 a 1500 pesos, un 75 por ciento. Parece un gran aumento, pero yo pierdo 900 sólo en ese apartado. De material didáctico me aumentaron de 220 a 420 pesos; pero gasto entre 1000 y 1500 pesos por mes. Entonces, los porcentajes de aumento son altos pero como parten de miseria, terminan siendo nada. Y ahora va a volver a aumentar el combustible, entonces este incremento que nos dan, que ya no nos alcanza para nada, enseguida va a quedar obsoleto.
E.F: ¿En qué condiciones trabajan? ¿Cómo están las escuelas?
C.V: – Las condiciones varían mucho según las escuelas, porque acá prácticamente se autogestionan. Cuando hay un acto, los adornos y los ornamentos, el telón, todo sale de nuestro bolsillo. Cuando los chicos tienen que actuar en un número muchas veces el docente mete la mano en el bolsillo. Hay niños que no tienen para hacerse un traje, pero quieren participar, y nosotros no les queremos romper esa ilusión, entonces muchas veces dejamos de darle a nuestros hijos por darle a los niños, que los queremos como si fueran nuestros hijos. El año pasado trabajé de celadora en una escuela de la comunidad wichi y teníamos que hacer rifas y bingos a beneficio. Y la mayoría de los números los comprábamos los docentes, porque las famlias de los niños no tenían. Así compramos un calefón eléctrico para la cocina y tener agua caliente; tuvimos que comprar una heladera de nuestro bolsillo porque cuando hace calor, y acá en verano hace un calor tremendo, los niños necesitan tener una botella de agua fresca. Nos han asaltado y vaciado la escuela y cada docente puso 200 pesos para los candados, cuando de todo eso debería hacerse cargo el Estado.
E.F: – Desde hace años la docencia viene sufriendo en todo el país una especie de campaña de desprestigio que pareciera querer enfrentar a las familias con los docentes ¿Sienten eso?
C.V: – Eso que decís es verdad, pero no logran, por más que tratan poner a las familias en contra nuestro. ¿Sabés por qué no lo logran? Porque entienden nuestra realidad, saben que en el aula damos todo. Hoy día a mí y a mis colegas que estamos en huelga de hambre nos hicieron quebrar en llanto, porque los padres nos mandaban mensajes de apoyo, que no aflojemos, se acercaban un montón de padres para apoyarnos, para decirnos que sigamos con la lucha. Es verdad que quieren desprestigiar al docente, pero no pueden. Es difícil, es muy difícil estar en los zapatos de un docente, pero los padres se ponen en nuestro lugar. El 99 por ciento entiende nuestra situación.
E.F: – La asamblea decidió continuar con el paro y el sábado, en una nueva asamblea, evaluar la situación ¿Cuál es el estado de ánimo de los docentes? ¿Mantienen la voluntad de lucha?
C.V: – En el Departamento San Martín los compañeros están decididos a continuar con esta lucha, están muy seguros de continuar con esto, hasta que la señora ministra y el señor Urtubey, que son los que tienen las herramientas para solucionar este conflicto, que ellos saben cuánto es el dinero que nosotros necesitamos, nos den una respuesta. Los compañeros nos alientan en todo momento, nos mandan mensajes de apoyo, para que no bajemos los brazos, mandándonos informes en forma permanente de la adhesión a la huelga, del acatamiento que es muy alto, de más del 90 por ciento. Y si en la asamblea en Salta capital se decidió seguir con el paro, es porque la gran mayoría de los docentes entienden que el aumento que nos está ofreciendo el señor gobernador, con la inflación que tenemos, y la que vamos a tener, no alcanza para nada.
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