La pobreza se cristaliza a pesar de la estadística
Por Franco Vanni/El Furgón – El miércoles 28 de marzo el presidente Mauricio Macri anunció orgulloso, junto a su Gabinete, las últimas mediciones de la pobreza elaboradas por el INDEC. En un intento de ganar un poco de terreno y salir a la superficie luego de las sucesivas derrotas de la gestión en materia económica, el informe elaborado por la institución genera esperanzas en el frente Cambiemos.
Contrastando con la medición del último trimestre de 2016, donde el índice de pobreza rondaba el 32% con respecto a los números del final de 2017, la administración nacional intenta instalar un discurso en el que se sostenga la afirmación que suele hacer Macri: “estamos en un buen camino”.
Cabe recordar que el pico del 32% se alcanzó luego de que se hicieran efectivas las crecidas tarifarias en diferentes áreas de la economía, aumentos que volverán a impactar en el bolsillo de los ciudadanos a lo largo de este abril, en el cual se elevarán los precios del gas un 32%, como afirmo el ministro de Energía Juan José Aranguren. Por otra parte, los colectivos subirán la tarifa de $8,50 a $9,50; los trenes rondarán el 12% más en términos generales y, según el ministro Guillermo Dietrich, se espera que el subte pase de 7,50 pesos a 11 en abril. A su vez, se tiene previsto otro incremento en los transportes públicos para junio. También sufrirán una suba los peajes porteños administrados por AUSA, la segunda en este rubro en cuatro meses. Por último, el GNC se verá afectado con un 15% de aumento en promedio. A corto plazo, se sumarán a la batería de aumentos la luz, el agua y el combustible. El secretario de la Cámara de Combustibles, Raúl Castellanos, comentó que desde la desregulación del mercado los precios sólo subieron un 25% mientras que los costos un 40. Federico Furiase, director del estudio Eco Go, prevé una inflación total del 21% a lo largo del año, de la cual un 9% se habría efectivizado hasta abril, coexistiendo con salarios viejos, ya que las paritarias, con las limitaciones que tendrán, se celebrarán recién de mayo a junio.
No debemos olvidar que en el último año se registró un crecimiento del trabajo informal y el cuentapropismo, lo que afecta a las mediciones hechas por la administración porque saca a parte de la población de la línea de pobreza, aunque no tenga un trabajo formal o cierta estabilidad a futuro.
Sobre las cifras del INDEC y voceadas por el Gobierno, el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, analizó el panorama para FM Millenium: “No sólo es necesario bajar la inflación, lo que necesitaría también la Argentina hoy, para traccionar a los sectores más pobres, es crear empleo de trabajo intensivo y esto requiere de mercado interno”. No debemos olvidar que en el último año se registró un crecimiento del trabajo informal y el cuentapropismo, lo que afecta a las mediciones hechas por la administración porque saca a parte de la población de la línea de pobreza, aunque no tenga un trabajo formal o cierta estabilidad a futuro.
Debemos comprender que la ecuación del índice de pobreza se articuló en base a los ingresos percibidos por los ciudadanos y los precios de la CBA (Canasta Básica Alimentaria), que contempla sólo el consumo mínimo de bienes para subsistir, y la CBT (Canasta Basica Total), en donde figuran los aspectos relacionados a la vivienda, el alimento, la sanidad, la educación, el consumo de agua potable y el uso de electricidad. Según explicó Raúl García, director de Estadística de Tucumán, al diario “La Gaceta”, durante el periodo 2016-2017 el aumento monetario en la CBA fue de un 40%, mientras que la inflación en general estuvo en el 45%, es decir, que las condiciones básicas de subsistencia fueron más baratas que los bienes y servicios.
Si uno se fija exclusivamente en los datos estadísticos, puede ser relativamente fácil convertir el índice de pobreza en un instrumento de propaganda política favorable. Sin embargo, es obvio que no se tuvo en cuenta la pobreza en términos multidimensionales. Es decir, la ecuación propuesta por las Naciones Unidas (IPM) en donde se miden las dimensiones de la escasez no referidas a los ingresos. Según esta institución: “Existe una alta probabilidad de que si un hogar sufre privaciones en uno de los diez indicadores utilizados para calcular el Índice de Pobreza Multidimensional, también las sufra en otros”. Para la Universidad Católica Argentina, en el país al menos 60% de la población soporta una carencia, un 40% padece dos, y un 28% sufre tres privaciones en cuanto a las condiciones básicas de subsistencia.
Recién para 2020 se tiene previsto hacer una medición de este estilo, aunque para aquella fecha el Gobierno espera contar con una red de viviendas, agua y cloacas que achate el porcentaje de ciudadanos que sufren la pobreza estructural. Para eso el Estado destinó US$ 8 mil millones para el avance de proyectos de infraestructura.
También se presento una pequeña baja en la indigencia, la cual no se corresponde con la tendencia decreciente en la pobreza. La primera sólo bajó un poco más de un punto en el año 2016-2017, lo que en palabras de Salvia significa: “una mayor cristalización de la pobreza estructural”. Con una mirada humanista que supera el análisis económico, Gustavo Oscar Carrara, obispo auxiliar porteño y miembro del Equipo de Sacerdotes de Villas de Emergencia, advirtió que “detrás de las estadísticas hay personas, rostros e historias” y que el Estado debería saber “leer los territorios y descubrir los caminos a transitar para que la gente viva mejor”.
- En portada: La familia de Juanito Laguna, de Antonio Berni (1960)