Jaime Roos: “En mi música hay rock implícito”
Débora Ruiz y Joaquín Amoia/El Furgón* – El máximo y más reconocido exponente de la música popular uruguaya charló con Sudestada sobre su música, las influencias y sus discos favoritos.
Quién hubiera pensado que aquél botija del Barrio Sur de Montevideo, que salía a las calles con las murgas infantiles y las batucadas, se convertiría en el artista más reconocido de Uruguay… Prócer y embajador del “sur del sur”, Jaime Roos revolucionó la música local de su país y fue pionero en el posicionamiento mundial de esos ritmos. Combinó como nadie los sonidos orientales, la murga, el candombe, el fútbol, elementos identitarios de su patria que plasmó y cristalizó a lo largo de sus trabajos.
Con una lista extensísima de canciones que supieron constituirse como parte del folklore charrúa, el cantautor decidió armar, en esta oportunidad, un nuevo disco en el que esos himnos quedaran afuera por un rato.
Hermano te estoy hablando está formado por aquellos temas de menor difusión, que Jaime se dio el gusto de reversionar. Con una formación en la que lo acompañan Nicolás Ibarburu, Hugo Fattoruso y Gustavo Montemurro, la idea de hacer shows intimistas se vio superada por la repercusión que las presentaciones tuvieron.
Con un arte de tapa diseñado nada más y nada menos que por Gustavo Barreto (historietista uruguayo que publica su material en reconocidas editoriales estadounidenses dedicadas a tiras de superhéroes), el comic en blanco y negro recrea una breve historia en la que Roos recorre las calles de su ciudad natal, se cruza con varios jóvenes y entra a tocar en un boliche.
En relación a cómo nació la idea de tomar las canciones que conforman la placa, Jaime dice que “ante todo fue el espectáculo; hace años que me piden este show: gente allegada, los fans de la primera hora, los históricos, los que conocen estas canciones que yo llamo ‘de álbum’, a diferencia de los hits radiales. Estas canciones, en algunos álbunes, son más importantes que los hits, porque son como medulares para los discos, pero no fueron las que se eligieron para difundir por radio. En el álbum Siempre son las cuatro, los temas que abren (“Hermano te estoy hablando” y “Quince abriles”) son fundamentales para el disco; sin embargo el hit fue “Adiós juventud” y el otro, “Nadie me dijo nada”. Pero el disco sin “Hermano te estoy hablando” y sin “Quince abriles” no existe. Entonces a qué voy, a que estas canciones no son de segunda categoría, no son de desecho, no son ni herméticas ni estrambóticas, son canciones que tienen un papel muy importante en los discos, pero que en general yo no toco en vivo, puesto que masivamente no se conocen. Si yo toco para veinte mil personas y toco alguna de estas canciones, la gente se queda de brazos cruzados y no aplaude porque no saben ni lo que oyeron; es el problema que uno tiene cuando por un lado encara a un público masivo y por otro, a un público sofisticado.
Finalmente, porque cada cosa en la vida tiene su momento, en febrero de 2008 decidí llevar adelante el proyecto del espectáculo “Hermano te estoy hablando”.
–En ese momento ni pensabas en el disco…
–Para nada. Armé un cuarteto, puesto que íbamos a tocar en café concerts. Quería que fuera un show intimista. Yo tengo una banda de doce integrantes y eso en un café concert es inviable a nivel económico; es más, ni entramos muchas veces en el escenario. Entonces pensé precisamente que iba a ser un espectáculo intimista, para ese sector del público que conoce los discos enteros, que no escucha el corte de difusión o el tema que pasan por la radio, sino que son conocedores de cada tema. Pensé que íbamos a hacer unas cuantas funciones, en un lugar chico, para ese sector.
Pues no, la realidad sorprende. Terminamos haciendo, en de julio de 2008, en Montevideo, cinco teatros Solís (el teatro mayor de nuestra ciudad), y el 70% de la gente no conocía las canciones: querían escucharlas.
Porque yo parto de la base, por años de experiencia en música popular, que en general la gente quiere escuchar lo que ya conoce a través de un disco: o sea, se compra el disco, escucha las canciones una vez, otra vez, las entiende, las incorpora y después, cuando las ve en el escenario, las disfruta mucho más, les siente el gustito de otra manera.
Ojo que somos todos iguales, eh. Entonces no me imaginé que iba a ir tanta gente que no conocía las canciones, simplemente para escuchar un nuevo espectáculo mío. Para mí fue una gran alegría, obviamente, pero al mismo tiempo me quedé un poco preocupado, como diciendo “esta gente está escuchando unas cosas raras para ellos que…”; pues no, a mucha gente le gustó, gustó mucho el concierto a pesar de no tener muy claro la mayoría de los temas, entonces se puede decir que el espectáculo tuvo éxito. Fuimos a Córdoba y metimos mil personas, fuimos a Rosario y metimos mil, en Santa Fe se agotó: novecientas personas en el teatro de la ciudad, hicimos cinco Trastiendas, en Montevideo hicimos más conciertos. El espectáculo tuvo éxito en un sector mucho más amplio del que yo esperaba. Entonces decidimos grabar un disco, pero no un compilado con estas canciones en la versión original de cada disco, sino nuestra vez.
Eso le da homogeneidad tímbrica, puesto que son los mismos músicos que tocan todo el tiempo, y el cantante es el mismo cantante en esa semana que está cantando: no soy yo cantando en el año 82, y después en el año 91, la voz cambia.
Decidimos grabar el disco, y hacer un dvd, sin agregados, sin doblajes, sin playbacks; es decir, estos arreglos se adaptaron para cuatro instrumentos, con partituras, entonces no valía ir al estudio, grabar los cuatro instrumentos y después ponerle dos teclas más, y cuatro coritos más: lo que se oye ahí es exactamente lo que se interpreta en vivo; incluso en los cinco temas que están grabados en estudio, porque grabamos como si fuera en vivo: nos pusimos en cuadrado, mirándonos, tocamos todos juntos para tratar de lograr el calor, y en once temas nos ganó el teatro, suena mucho mejor. Pero cuando grabamos en el estudio, todavía no habíamos oído lo del teatro.
El dvd realmente quedó muy bien, el que tenga el disco y lo escuche va a poder apreciarlo porque va a entender todavía más los arreglos, cómo está armado. En el disco son diecisiete temas, pero en el dvd son los once del Solís. También hay una cantidad de entrevistas y cosas, y es de una hora quince. Está muy bien filmado, espectacularmente bien filmado.
–¿Por qué decidiste que el disco se llame Hermano te estoy hablando?
–Porque me gusta; porque no sabía qué título ponerle. Este, aquel, el otro, no me terminaban de convencer. Y estábamos en el ensayo y estaba la lista de los temas en un papel con cinta pegado contra la pared, y de repente miro así y veo: “Hermano te estoy hablando”, y digo “pero… es el título del disco”. No es “Hermanos, les estoy hablando”. “Hermano… te estoy hablando: todo esto tengo para decirte, todo esto que está acá”. Eso es todo lo que tengo para decir.
–En esa canción hay una estrofa que dice: “las cenizas al viento/ se pierden sobre el mar picado/ frente a la misma rambla/ donde le tocó crecer”. Leímos que pediste en tu testamento ser cremado y que tus cenizas se esparzan por la rambla de Playa Chica, ¿esa parte del tema tiene que ver con tu historia?
–Sí, eso es mi testamento. En mi familia todos nos cremamos, todos. Y yo también quiero que me cremen cuando me muera.
Y acá en “Hermano te estoy hablando”, primero habla el cronista, después el muerto, después la comparsa. El cronista es el que cuenta, y lo que él cuenta es el funeral: cuando los amigos que fueron esperan el final callados, a que los últimos restos se borren, tiran las cenizas y se quedan esperando; bueno, tiene que ver conmigo, esto tiene que ver conmigo. Este es el tema que abre Siempre son las cuatro, y es una canción ideal como apertura, es como si fuera una obertura, o sea, los elementos van entrando, se va acomodando, es como algo que se va acomodando hasta que se instaló; y ahí empieza el disco, después viene “Quince abriles”; y decidí utilizar ese mismo orden como comienzo de este último disco.
“Hermano te estoy hablando” decidí utilizarla como primera por cómo se llama; hay una versión muy distinta a la de Siempre son las cuatro; hay un trabajo de Hugo Fattoruso y Nicolás Ibarburu espectacular a nivel de los contrapuntos de piano y guitarra eléctrica; en este tema es increíble lo que hacen.
*Entrevista publicada en Revista Sudestada N° 82, 2009