viernes, enero 24, 2025
Cultura

La esperanza como bastón: Fernando Birri y la resistencia a la última dictadura

Por Omar Neri y Mónica Simoncini*/El Furgón – Fernando Birri fue, además de un cineasta inmenso e intenso, el fundador de escuelas, el soñador de los ojos abiertos, titiritero de las más diversas aventuras; además de todo fue, también, parte de la resistencia a la última dictadura.

Trabajando en un documental sobre los exiliados en Italia, los de antes y los de ahora, tuvimos testimonios que recordaban las proyecciones que realizaba Birri de sus películas en Roma, una excusa más para reunir a quienes en aquel entonces se organizaban a miles de kilómetros de sus patrias. La más recordada sin duda era Los inundados, quizás por ese humor un poco amargo, un poco triste, esa pintura pícara de la realidad que todavía tiene vigencia.

Las actividades de los exiliados en Roma estaban concentradas en un organismo llamado CAFRA (Comité Antifascista contra la Represión en Argentina) y si bien Birri no era un integrante pleno, colaboraba en algunas de las acciones de denuncia. De esto nos habló en una entrevista realizada en Roma en octubre de 2016:

(para respetar la cadencia de sus palabras, elegimos poner su testimonio en verso)

Ustedes me piden que hable de lo que fue para nosotros,

los exiliados argentinos,

los años de la dictadura.

Para mí no es un tema fácil ni muy accesible

porque hay que bajar a los sótanos de la memoria

para escarbar tantas cosas

tantas cosas.

Decir triste es poco

¿dramáticas? Sí

y por qué no, trágicas…

 

Pero han pasado tantos años

el tiempo es una buena pomada

ayuda a curar heridas

tantas heridas, tantas…

 

Entonces prefiero

subir a los altillos de la memoria.

Y en los altillos de la memoria recuperar

de aquellos años

toda la parte hermosa

toda la parte luminosa.

Luminosa.

Iluminada,

que fue la resistencia de los argentinos

dentro y fuera de nuestro país.

Y antes de contarnos cómo había sido una de sus participaciones más recordadas en aquellos años de exilio, Birri se tomó un tiempo para repasar su trayectoria, su camino, y se detuvo un momento en la película El siglo del viento, de 1999:

…vino sobre todo

El siglo del viento

con mi querido Eduardo Galeano

que para mí es una de las obras

que dejó, como se dice, en legado,

y que más quiero.

Porque me parece que

responde a ese primer ímpetu

ese primer entusiasmo.

Mirá qué hermosa palabra:

entusiasmo

inicial

que no está perdido.

A los 21 años tantas cosas

se han vertido por el camino.

Tantas cosas se han destruido,

otras se han olvidado.

Pero algo ha quedado intacto,

esto digo sobre todo pensando en los que vienen

en ustedes, en DOCA, y en las generaciones futuras.

Y eso que quedó intacto

es la esperanza

la esperanza no se debe abandonar nunca

sobre todo cuando no es solamente una palabra retórica

un topos

metáfora

si no una acción concreta

la esperanza como acción concreta

la esperanza como hecho

como hacer

como cosa…

la esperanza como bastón.

El hacer, justamente, fue el motor del CAFRA, que empezó a funcionar en Italia en 1974, integrado en un principio por intelectuales, políticos, abogados, periodistas, docentes universitarios y sindicalistas que escapaban de las garras de la Triple A. Pero a partir de 1976, se nutre de militantes y dirigentes de las organizaciones armadas (especialmente jefes montoneros y cuadros del PRT-ERP); y finalmente, desde 1978, familiares de desaparecidos, Madres y Abuelas son quienes se integran a las actividades del Comité. Así lo recuerda Birri:

Entonces

dicho todo esto

voy a lo que ustedes me piden:

la resistencia argentina en Roma.

Fue dura

fue realmente hermosa

fue muy participativa.

Era un momento donde nos congregábamos

los argentinos sobrevivientes en Roma

y entonces ahí 

íbamos  frente de la embajada argentina

había de todo

había hombres mujeres, viejos, niños, jóvenes.

Era muy lindo.

La embajada estaba cerrada

puertas y ventanas por temor

a asalto

de los bárbaros que vendrían a destruir la civilización.

Cuando era al revés

veníamos a defender la civilización que ellos estaba destruyendo.

 

Había me acuerdo también siempre

dos o tres jeeps

esos autos horribles de la policía

que los mandaba la misma embajada

para poner ahí

justamente para paralizar cualquier tipo de agresión

o barbarie que podíamos hacer.

Y entonces

frente al busto de Belgrano

empezamos a caminar en círculo.

Ahí estaba Lita Boitano…

que era como una especie de

Madre Coraje del movimiento.

Y entonces estaba ella con sus banderas invisibles

llevándonos adelante.

Dábamos vuelta silenciosamente

generalmente eran las primeras horas de la tarde.

Dábamos vueltas en silencio.

Las madres con sus pañuelos blancos,

nosotros con lo que podíamos.

Y dábamos vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas.

En silencio.

Bajo el cielo romano.

 

Era un momento muy intenso.

Pero al mismo tiempo era también una forma

como de comunicarnos con lo que estaba pasando

en ese momento con Argentina,

era la única forma de crear un puente

establecer un puente sentimental

pasional

obviamente y lo lógico

político

con lo que estaba pasando.

 

Y yo me acuerdo

que una de esas tardes

siempre con esta voluntad de querer

hacer algo para apoyar, para ayudar, para mover

para destruir esa barbarie

de la dictadura y volver a un país democrático

para decirlo así

en términos discretos

porque en realidad el proyecto era

el de un país revolucionario

no el de un país moderado.

Pero bueno, vamos por paso,

empecemos por ahí.

Entonces en esa tentativa

en esa…

¿por qué no lo puedo decir?

Lo voy a decir:

en esa desesperación,

esa angustia, esa soledad

una noche escribí un poema

que a la mañana siguiente copiamos

en un cartón con un marcador.

Le pusimos un piolín

y lo colgamos en el cuello del busto de Belgrano

donde en el fondo ya habíamos colgado otros

carteles que decían:

Embajada de Milicos Asesinos.

 

Entonces cuando colgamos el cartel

yo me paré en un pedestal que había chiquito

al lado de la estatua.

Me agarré de Belgrano de un brazo como si fuéramos

viejos compañeros

y leí el poema.

Mi poema.

El poema se llamaba

se llama

“No, desaparecidos”

y se los voy a leer ahora

desde los sótanos…

desde los altillos de la memoria.

Como esto que nos cuenta Birri, fueron muchas las acciones que se realizaron en Roma durante aquellos años. Las primeras fueron la recolección de firmas para petitorios y solicitadas en diarios, búsqueda de apoyo de organizaciones y personalidades de la cultura en Italia, incluso una por la desaparición del cineasta Raymundo Gleyzer (con firmas de Rossellini, Fellini y Antonioni, entre otros). En 1977 y en coordinación con otros exiliados del resto de Europa, publicaron en todos los diarios de Roma una solicitada por el primer aniversario del golpe, con el apoyo de figuras políticas italianas (Moro, Berlinguer, Zaccagnini y Craxi, entre tantos otros) en la que denuncian por primera vez y oficialmente la existencia de desaparecidos en Argentina.

En el año del Mundial de Fútbol se multiplicaron las acciones. Desde el encuentro con miembros de la selección italiana para contarles “a qué país iban a jugar” hasta una recordada suelta de globos en la Piazza San Pietro, en repudio a la visita de Videla al Vaticano para la asunción de Papa Juan Pablo II. Los globos, que vieron las cientos de personas ahí congregadas y se multiplicaron por las cámaras de TV de todo el mundo, llevaban un cartel que decía: “Videla Boia” (Videla asesino).

Ya en 1979, y con la llegada de Lita Boitano de la organización de Familiares, consiguieron un encuentro con el presidente de Italia, Sandro Pertini, quien les dio su apoyo. También hicieron una larga huelga de hambre que, de alguna manera, forzó al Papa Juan Pablo II a reconocer el tema de los desaparecidos en la misa del Angelus de ese año.

Estas y muchas más acciones crearon la base para lo que fue, desde 1985, la apertura de procesos judiciales en Italia por los ciudadanos de origen italiano desaparecidos en Argentina. El primero de estos juicios concluyó en Roma el 6 de diciembre de 2000 con la condena a cadena perpetua de los generales Carlos Guillermo Suárez Mason y Omar Riveros.

Fernando Birri acompañó y participó en muchas de estas actividades, y para ilustrarlo eligió centrarse en una, cuando frente a la embajada argentina en Roma leyó a viva voz este texto:

De los diarios (esto es memoria, no es literatura):

La junta militar argentina ha declarado “oficialmente muertos” todos los desaparecidos desde 1976 hasta la fecha por decreto. Muertos por decreto.

Y hay una línea que dice:

“Si hay uno vivo lo queremos vivo” Madres de Plaza de Mayo

 No, desaparecidos

 El taco de sus botas
sucio
de sangre
y de cinismo,
no hundirá
vuestros nombres
en las aguas
del río del olvido.

Junta de chacales
acorralados,
querrán borrar sus huellas
sucias
de sangre
y de cinismo,
ocultar
en negra desmemoria
sucia
de sangre
y de cinismo,
vuestra memoria
de otras claras mañanas
con bombos y guitarras.

Querrán, desaparecidos

Pero la pampa es verde,
verde vuestra memoria.
No se hunde a nadie
en el olvido
por su sucio, cínico, sangriento
decreto.
Porque un viento secreto
mueve los yuyos
y como yuyos
creceremos
y nos multiplicaremos
bajo la Cruz del Sur
como yuyo infinito.

Querrán.
Pero no, desaparecidos.

Verde es vuestra, nuestra
memoria.
Verdes los yuyos.
Verde el rocío…

Birri nos mira, orgulloso, satisfecho, tiene 91 años, respira, sonríe, respira, y dice:

Queda dicho.

Y se levanta de la silla y sale, se va, luminoso, alegre, hacia la inmensidad.

*Integrantes de Mascaró Cine – (Agradecemos la ayuda de Progetto Sur, organización de ítalo argentinos en Roma, especialmente a Alfredo Gómez, Adriana Bernardotti y Eugenio Chavarría).