Tejiendo la libertad en el territorio
Tomás Astelarra, desde Córdoba/El Furgón – Se realizó en Los Hornillos, Traslasierra, la asamblea nacional de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC). Más de 15 radios de todo el país discutieron acerca de la coyuntura nacional y cómo fortalecer las redes de la comunicación popular y comunitaria.
El paisaje es imponente, los mates van de mano en mano, alguien se prende un puchito, también hay frutas, panes y galletitas integrales y dulces caseros donados por diferentes organizaciones de la economía social de Traslasierra. Sin embargo, la coyuntura no es fácil. El parte de situación estremece. Sobre todo, el relato de los compañeros de FM Alas acerca de las constantes amenazas que vienen recibiendo, por su importante participación en la gesta popular que, cual David frente a Goliat, ha logrado frenar el megaloteo en la cordillera patagónica que pretende hacer Joe Lewis, el magnate financiero y amigo de Mauricio Macri. Para colmo de males la histórica cabañita azul, sede de FM Alas, que por casi tres décadas ha sido emblema de la comunicación popular, está a la venta. En enero, los cumpas deben irse con sus petates, las antenas, el horno, el centro cultural y todos los recueros a un espacio que todavía no han definido. “Un nido para FM Alas” es la campaña con la que una de las radios más veteranas de AMARC pretenden conseguir los fondos para seguir existiendo.
Los cumpas de FM La Tosca, de Santa Rosa, se encuentran actualmente al borde de un quiebre con la dirección del sindicato de Luz y Fuerza de la provincia, con el que hace varios años mantienen una alianza según la cual los radialistas ponen el laburo y el gremio los equipo y el espacio físico. Cuestiones de agenda política en estos tiempos que corren y otros asuntos han puesto la alianza al borde de la ruptura. Con los petates (apenas los recuerdos y un grabadorcito de mano) a otro lado. De la Azotea de Mar del Plata también planea su mudanza, piensa cómo recuperarse de una serie de robos de equipamiento y el desalojo de sus dipolos (encargados de emitir la onda de radio) de la antena de la institución pública que, hasta ahora, les permitía trasmitir sin antena.
Radio Sur de Buenos Aires a los robos suma una inundación, y en FM de la Calle, otra de las históricas radios, de Bahía Blanca, tuvieron que suspender el servicio informativo por falta de fondos. Juan, de la radio Suri Manta, parte del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina) habla de las amenazas y el difícil momento económico que viven las familias campesinas. “La situación de nuestros medios no es ajena a la realidad que están atravesando nuestros territorios. Nos encontramos organizándonos en un contexto de criminalización de la protesta social, intimidación por parte de las fuerzas de seguridad, distintas formas de censura directa e indirecta y la militarización de los territorios”, se alerta en el comunicado de esta segunda asamblea del año de AMARC. A esto se suman los casi dos años de deuda que el gobierno de Cambiemos ha decidido tomar con las radios comunitarias, a través del Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual, del cual dejó de pagar las partidas ya asignadas apenas asumió; la acefalía de la Defensoría del Público, el eterno proyecto de la Ley de Comunicaciones Convergentes, que reemplazaría y unificaría a las actuales Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y Ley Argentina Digital, a cuyo debate no han sido invitadas. También no solo se han frenado el otorgamiento de licencias y sigue sin cumplirse el 33 por ciento del espectro radioeléctrico destinado a los medios sin fines de lucro, aún estipulado por la ley vigente, sino que el organismo que reemplazó a la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), que viene en franca cacería de radios comunitarias sin licencias o equipos homologados, entre otras cosas.
“El paisaje es de desesperanza, pero no es la primera vez que enfrentamos esta situación de ilegalidad y persecución. Por otro lado, cada vez contamos con más redes, alianzas con las organizaciones sociales, y un trabajo que se ha consolidado a nivel técnico”, se esperanza Diego, de FM El Grito, radio anfitriona del encuentro. “Poder reunirnos en un lugar así es increíble, sobre todo para quienes venimos de la llanura. El estar acá igual tiene un poco que ver con la construcción no solo de la comunicación y un proyecto de transformación social en el que cada uno está inserto en su territorio, sino poder construir eso a un nivel nacional. Hay una gran diversidad y abarcamos una ancha cobertura de todo el país”, opina Franco, de Radio La Tosca. “Por más que hay radios con más de 30 años, veo que el crecimiento interno de cada radio se ve fortalecido por la asamblea. Es un crecimiento colectivo, y de manera horizontal”, dice Nicolás de FM Presente, que funciona en el ex centro de detención clandestina Olimpo, en Buenos Aires. “La comunicación de esta manera termina siendo una pata más de las luchas por la soberanía alimentaria, la defensa del territorio, la educación, y tantas otras prioridades en la agenda de los pueblos. Hay mucha potencialidad, porque el contacto es directo con los protagonistas, que son parte de la radio y cuentan sus realidad en primera persona”, agrega Jorge, de FM Tierra Campesina, de Jocolí, Mendoza, y que forma parte de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST).
Sobre el final de la asamblea, después de debates y trabajos en comisiones, los anfitriones despliegan una picada de productos de la economía social, fernet y cerveza casera, cabrito al disco y otras delicias para compartir con los radialistas y un grupo de referentes de organizaciones territoriales de la zona. Suenan las guitarras, se escuchan poemas, se enredan las palabras y experiencias, y la esperanza se hace realidad, confirmando la potencia del trabajo comunitario.