Anahí Benítez: un reclamo de verdad y justicia
María Belén Ancarola/El Furgón* – Anahí Benítez tenía 16 años. El viernes 4 de agosto encontraron su cuerpo semienterrado en la reserva natural Santa Catalina de Lomas de Zamora, un lugar donde habían rastrillado varias veces desde su desaparición seis días antes. A casi un mes del hecho, nuevos exámenes confirmaron que la adolescente había sido violada por el tercer sospechoso, el hombre que estaba acusado por encubrimiento agravado: Marcelo Gabriel Villalba.
Desde que el miércoles se reveló el resultado del hisopado realizado en el cuerpo de la joven, la justicia y los medios se enfocaron en Villalba de 40 años, imputado en un principio por regalarle a su hijo el celular de la víctima. Ahora los investigadores están intentando comprobar si fue cómplice de Marcos Bazán, el segundo detenido por el crimen.
En los días que estuvo desaparecida Anahí, los alumnos y los docentes de la escuela Escuela Normal Antonio Mentruyt (ENAM), en donde ella estudiaba, organizaron desde volanteadas hasta movilizaciones hacia la municipalidad de Lomas de Zamora. La foto con su nombre se esparció por todo el país, pero el Estado no la encontró: “Creemos que no se pusieron todos los recursos a disposición del poder judicial y de la policía para encontrarla. El lunes comenzaron los rastrillajes y cuando el cuerpo apareció el viernes se planteó que fue enterrado entre 24 y 48 horas antes, en una zona donde supuestamente ya habían buscado”, explicó a El Furgón Marcos Muñoz, profesor de la escuela.
Cuando se difundió la información de que la policía había encontrado un cuerpo, diversos medios de comunicación aseguraron que era el de Anahí antes de que la familia lo reconociera. Muñoz aseguró que los alumnos sintieron mucho dolor al escuchar los rumores. Sin embargo, mientras esperaban para saber si aquella mujer era su compañera o no, fueron ellos los que empezaron a organizar la posible movilización del día siguiente hacia Congreso.
“En la marcha algunos medios se encargaron de presionarnos todo el tiempo, nos tuvimos que correr porque querían capturar fotos de los compañeros llorando. Fue vergonzoso”, contó a El Furgón Ara Oneto, estudiante de la escuela. Los mismos se encargaron de exponer detalles de la vida íntima de Anahí: dijeron que su padre había estado en la cárcel, que tenía depresión e hicieron declaraciones de su diario íntimo cuando ella ya no podía defenderse. Hasta viralizaron el vídeo del momento en que la encontraron muerta en la reserva.
También violaron el derecho a la intimidad de Leonardo Agostino, el profesor de la escuela acusado por el femicidio en un principio. Difundieron sus fotos y los datos de su vivienda y su trabajo. “Ahora quedó aislado del caso pero no puede volver al colegio”, explicó Oneto. Lo mismo pasó con Marcos Bazán, del que obtuvieron elementos de su intimidad que no se relacionan con el femicidio, como plantas de cannabis y de hongos alucinógenos que hallaron en su casa. El informe toxicológico de la autopsia de Anahí dice que no había ninguna de esas sustancias en su cuerpo.
La comunidad del ENAM comenzó a ponerse de pie. Desde el 4 de agosto la incorporación de las clases fue gradual. Hubo actos, homenajes y los alumnos charlaron con sus profesores, con psicólogos y con trabajadores sociales de la municipalidad y la provincia de Buenos Aires. “Estamos intentando, lentamente, retomar con normalidad para ordenar a los chicos. También estamos expectantes a cómo se manifiestan”, explicó Muñoz. El próximo lunes a las 12.30 familiares y amigos marcharán desde la escuela hasta tribunales de Lomas de Zamora para exigir verdad y justicia por Anahí.
Fotos: Lina Etchesuri