jueves, febrero 13, 2025
Géneros

La deuda interna

“Sólo pide justicia, pero será mejor que no pidas nada”

Almafuerte

Jorge Montero/El Furgón- 1- Reina Maraz, joven quechua-parlante de la comunidad Kichwa, de veintiocho años, que apenas comprende castellano, y pasó varios años encarcelada en la Unidad N°33 de Los Hornos acusada del asesinato de su marido maltratador, firmó el viernes 23 de diciembre su libertad, luego de la revisión de su condena por parte del tribunal actuante.

Había conocido a Limber Santos en la localidad boliviana de Avichuca, cerca de Sucre, cuando tenía 17 años. Se casaron y tuvieron dos hijos. Reina cuenta que ya en aquel momento su marido la golpeaba cuando bebía. Tiempo después Limber se trasladó hasta Argentina buscando trabajo. A su regreso intentó convencerla de que migrara con él y la amenazó con quitarle a sus hijos para convencerla.

Arrancada de su Bolivia natal Reina Maraz llegó al país. Instalada en Buenos Aires, la familia de Santos le quitó los documentos para que no pudiera regresar. Y se radicaron en Florencio Varela.

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2- Inculpada por el asesinato de su marido, sin hablar castellano y apenas intuyendo qué le decían, parió en la cárcel a Abigail, hoy de cinco años, sola y separada forzadamente de sus otros dos hijos, repatriados a Bolivia

Lo primero que expresó Reina Maraz cuando tuvo una intérprete enfrente fue: “No entiendo nada”. Había pasado un año encerrada con su beba sin comprender por qué estaba presa.

El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Quilmes fue inflexible con ella. Las juezas Silvia Etchemendi, Marcela Vissio y Florencia Gutiérrez, no se conmovieron con el historial de violencias, relatado en todos sus detalles, que recayeron en el cuerpo de Reina. La condenaron a cadena perpetua, de acuerdo al pedido del fiscal Fernando Celesia.

reina-maraz-3Según el expediente judicial, su marido apareció asesinado a puñaladas y enterrado en las cercanías de la casa que compartían. Reina no habla del crimen. Migrante, hay una elipsis entre la vida en el horno de ladrillos de Florencio Varela y su detención en una comisaría de Quilmes.

La causa fue caratulada como “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas”. Para el tribunal, Reina mató al hombre en complicidad con otro vecino, “Tito” Vilca Ortiz. El hombre estuvo detenido en la Unidad Penitenciaria de Florencio Varela, pero falleció por cirrosis meses atrás. La joven sólo dice que Limber Santos la entregaba a este vecino como moneda de cambio cuando tenía deudas.

3- Aunque separadas geográficamente, las historias de Reina Maraz Bejarano y de las jóvenes Qom se cruzan en un mismo punto. Desde que nacieron, sus vidas estuvieron atravesada por distintas discriminaciones: ser mujeres, ser originarias, ser pobres, arrinconadas por el modelo de los agronegocios.

liz-noelia-perezCuando tenía 15 años, la joven Qom Liz Noelia Pérez, de la localidad chaqueña del Impenetrable, fue violada por tres muchachones “criollos” del lugar. A pesar de que la amenazaron para que se callara, ella hizo la denuncia. El 3 de octubre de 2003, con la ropa manchada de sangre, fue a la comisaría del pueblo. La hicieron esperar alrededor de tres horas de pie y llorando. Hasta que la derivaron a un puesto sanitario donde tuvo que esperar varias horas más hasta ser atendida, y maltratada.

Durante el proceso judicial, se investigó especialmente su experiencia sexual previa. Y tomando como uno de los fundamentos que la muchacha no era virgen al momento del ataque, la Cámara en lo Criminal de Presidencia Roque Sáenz Peña, en la provincia del Chaco, absolvió a los acusados, en una causa plagada de prejuicios de género y discriminación racial.

Las consideraciones del fallo nos instruyen: “No se debe confundir la violación con la violencia propia de un acto sexual”. Las heridas sufridas por la víctima fueron atribuidas por los jueces al “ímpetu con que se intenta la penetración” y a la “juventud del sujeto activo, edad en que la excitación sexual suele ser mucho más impetuosa y más aún ante la ingesta alcohólica, que fue reconocida por el autor y constatada por el médico, que suele producir mayor desenfreno”.

La familia de Liz Noelia Pérez no fue notificada del fallo hasta dos años después.

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4- “Noe”, como la llaman sus afectos, tiene actualmente 27 años. En este tiempo en que luchó para que su caso no quedara impune, cargando su causa hasta las Naciones Unidas, la muchacha fue protagonista de un proceso de empoderamiento notable, que la llevó el año pasado hasta el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados, donde el gobierno nacional debió pedirle disculpas públicas por la discriminación sufrida por su condición de género y pertenencia a un pueblo originario.

Esta tardía justificación estatal es parte de la agenda reparatoria que fijó el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas al Estado argentino, tras dictaminar en 2011 que en el caso se habían violado sus derechos humanos.

Con su cabellera oscura, tupida, y los ojos rasgados, con su voz tímida, pero con convicción conmovedora, en lengua Qom, donde se siente más cómoda que en el español, sostuvo: “Este no es el final. Voy a seguir luchando para que lo que me pasó no se repita y no lo sufra ninguna otra mujer”.

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5- Los femicidios no ceden sobre la comunidad indígena. A la niña Micaela Fernández, también Qom, de 14 años, la encontraron sin vida el 17 de enero de 2013, con un balazo en la cabeza y violada en casa de un hombre conocido como “Pato” Cenizo, denunciado como un dealer y proxeneta, que contaba con protección policial, y obligaba a prostituirse a muchachas menores de edad.

Esta vez no fue en el interior profundo del país, donde en los últimos tres años se conocieron 12 asesinatos o muertes dudosas en comunidades indígenas. Esta vez sucedió a sólo 30 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, en el partido de Tigre.

A Micaela la tuvieron cautiva en El Talar de Pacheco. Cuando Nancy Fernández, su mamá, intentó radicar la denuncia en la comisaría 6º de Tigre, la golpearon y le dijeron que su hija se había suicidado.

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Nancy manifestó ante el tribunal que “su hija le comentó que en la casa de Cenizo se presentaban policías para dejarle droga y que el nombrado la obligaba a tener relaciones sexuales con algunos efectivos policiales”. Además, el día que asesinaron a su hija la trasladaron  a la delegación de Talar centro y “allí varios policías le propinaron golpes en diversas partes de su cuerpo. Uno de ellos dijo ser el comisario y, además de agredirla físicamente, le ordenó que no dijera nada de ellos ni de Cenizo… ‘India de mierda, con el Pato Cenizo no te metas porque lo manejo yo’, me dijo el comisario”, contó la mujer a los medios de prensa que le dieron espacio. Un año después, en mayo de 2014, Nancy Fernández fue encontrada en su casa, semidesnuda, violada y asfixiada. La policía bonaerense utilizó el mismo infame argumento para justificar su muerte: el suicidio.

6- Son 60 familias las que integran la comunidad Qom Yechtakay, que reclaman al municipio de Tigre tierras “aptas y suficientes” para vivir de una forma digna, y que a partir de estos brutales hechos comenzó a ser visible.

El referente de Yechtakay puntualizó: “Parece mentira, yo antes representaba a mi comunidad y matan a uno de mi familia. Parece que hay una masacre que no se nota, porque es de a poco”.

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Mientras tanto el Paseo Victorica, la costanera más presumida del distrito, sigue homenajeando al general Benjamín Victorica, responsable de la conquista militar del Gran Chaco quien, tras masacrar pueblos originarios de la región, izó la bandera argentina incrustando en el asta la cabeza del cacique Yaloshi, bravo caudillo toba.

7- El 27 de julio de 2013 una adolescente Qom fue hallada muerta en el predio de una ex desmotadora de algodón en Quitilipi, Chaco. Semidesnuda, atada a un árbol del cuello, con signos de haber sido golpeada, torturada y también abusada sexualmente, esta es la última imagen de Juana Emilia Gómez.

“Cuando vimos a esta niña de 15 años, atada a un árbol y golpeada, nos recordamos de épocas pasadas, cuando como pueblo indígena así se nos trataba”, dijo el Consejo Carashe del Impenetrable.

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8- Vanesa Natalia Flores, también tenía 15 años, era Qom y fue víctima de femicidio. El 11 de julio de 2007 fue asesinada, violada y arrojada a orillas del riacho Arazá, en la localidad de Fontada, en la provincia de Chaco. Por su vinculación al hecho, y por orden del fiscal interviniente Diego Canteros, fueron detenidas inmediatamente cuatro personas. Sólo cuatro días después, cuando la investigación pasó a manos del fiscal en feria Alfredo Soucasse –acusado reiteradamente de incompetencia, inacción y reiteración de graves irregularidades-, se ordenó la liberación de los detenidos. Y la causa de su muerte cerró sin culpables, por falta de pruebas.

qom_marcha_23_marzo10- Invisibilizadas por siglos de opresión colonial, las voces de estas mujeres nacidas en los márgenes de la sociedad occidental y sobre cuyos cuerpos el patriarcado y la dominación capitalista marcan su territorio a diario.

La lucha del pueblo Qom por su tierra e identidad quiebra el relato oficial, y desnuda la indiferencia, el silencio y el desprecio de los gobiernos de turno. Dolores que no nos conmueven tanto. Cicatrices de un genocidio indígena que –hasta que no se reconozca como tal- sigue vigente.

11- “¿Por qué me condenaron si no hice nada?”, preguntó Reina Maraz a su intérprete de quechua Frida Rojas, después de escuchar de sus labios la versión castellana del veredicto del tribunal.

Entre las magistradas primó, sin duda, la imposibilidad de entender otra cultura cuando se juzga desde el ideario hegemónico.

Las juezas actuantes no habían sentenciado con tanta severidad en otras causas en las que habían intervenido. Por ejemplo Florencia Gutiérrez , absolvió en 2011 al sacerdote Virginio Juan Isotton, procesado por abuso deshonesto contra tres menores de edad durante actos de confesión, en Cañuelas. Por la causa iniciada doce años antes, la jueza entendió que no se puede acreditar que se trate de un acto ignominioso, sino que se puede interpretar como un exceso de cariño que confundió a los habitantes de un “pueblo eminentemente conservador” que poseía “arraigados valores morales y religiosos”.