Captagon, el elixir del mal
Guadi Calvo/El Furgón – Cuando las fuerzas de seguridad francesas allanaron las habitaciones 311 y 312 del hotel Appart’City en Alfortville, al sureste de París, donde habían pasado las horas previas y posteriores a las acciones del viernes 13 el belga Salah Abdeslam y el resto de sus hombres, encontraron varias jeringuillas que en su posterior análisis indicaron contener restos de captagon.
La sustancia hallada remite al nombre comercial de un medicamento, a base de clorhidrato de fenetilina, que comenzó a producir la empresa alemana Degussa AG en 1961 y se utilizó durante los siguientes 25 años para tratar el “Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad”, depresiones y la narcolepsia, que sustituía las anfetaminas que incrementaban la presión arterial. Esto permitía poder utilizarla en pacientes con riesgo cardíaco. En 1981, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la incluyó en la lista de sustancias psicotrópicas, por lo que se prohibió su elaboración y venta.
En la actualidad, el captagon poco tiene de su receta original, más que el nombre con que había salido al mercado, y es una combinación de anfetaminas con cafeína y otras sustancias. Se produce ilegalmente en laboratorios del Este europeo como Bulgaria, Serbia, Montenegro, Eslovenia; al tiempo que la mafia turca se encarga de distribuirlo por Medio Oriente y Golfo Pérsico, algunos investigadores mencionan a Bélgica e Israel como los importantes productores en la actualidad. Según algunas fuentes, se produce desde 2011, en coincidencia con el inició de la Primavera Árabe, en laboratorios secretos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bulgaria.
Desde hace más de una década, el captagon desde hace más de una década ha convertido en la droga preferida de la juventud en países tan estrictos religiosamente como Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes o Kuwait.
Y desde el 2011, también en la droga preferida de los grupos que operan en Siria contra el presidente Bashar Al Assad, como el Ejercito Libre Sirio (ELS), el Frente Al Nusra (Al Qaeda) y el Estado Islámico (ISIS o Daesh). Según algunos informes, ha sido elegida por los salafistas ya que anula la sensación de cansancio, hambre, sueño y de dolor, lo que los hace sobreponerse al miedo y al instinto básico de supervivencia, además de producir mayor rendimiento sexual. Este estimulante mejora la atención y el rendimiento cognitivo, consiguiendo mantener el estado de vigilia más tiempo y se sabe que es mucho más efectivo cuando, en vez de consumirlo por vía oral, se inyecta, entonces sus efectos pueden prolongarse durante días.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en su informe de 2010, ya denunciaba la “frecuencia y cantidad” de las incautaciones de esta droga, en su mayoría en países de Medio Oriente. Sólo Arabia Saudita habría recibido en ese año siete toneladas, un tercio de la producción mundial.
El viernes 20 de noviembre del año pasado fueron requisados en dos operaciones en la región de Hatay, en Turquía cerca de la frontera con Siria, un alijo de dos toneladas captagon, lo que equivale a 11 millones de dosis. Según el mercado, cada una de las dosis cotiza entre los 5 y los 20 dólares.
Dado el descontrol producido por la guerra, Siria se convirtió en un importante centro de distribución de drogas desde Europa, Turquía y Líbano con destino a las monarquías del Golfo Pérsico.
Los carteles turcos, que manejan también el opio que los talibanes afganos envían a Europa, se han convertido en los grandes distribuidores de captagon. Según el informe del International Narcotics Control Board, Turquía se ha inscrito entre los grandes traficantes del mundo junto a Afganistán, Pakistán y Colombia.
Dado lo sencillo de su elaboración, diferentes organizaciones salafistas montaron sus propias plantas de fabricación en zonas dominadas por el Estado Islámico, y así producir para su propia tropa y el remanente comercializarlo, como medio para financiar parte de las operaciones.
Tras los ataques contra los hoteles Imperial Marhaba y el Muradi Palm Marinay, en el balneario tunecino de Sussa en junio último, que dejó 38 muertos, el lobo solitario que realizó los disparos Abu Yahya al-Qayrawani, un joven estudiante vecino del lugar, había consumido captagon para llevar a cabo la operación.
Según algunos expertos, esta droga les permiten resistir largas horas de combates y los inmuniza frente a sus propias aberraciones, como es frecuente ver en filmaciones colgadas por los propios terroristas en la web, como es el caso de las decapitaciones, crucifixiones, decapitaciones de menores y canibalismo; al ser ejecutadas bajo los efectos del captagon se cree que la pasividad de las víctimas, previo a las ejecuciones, están vinculadas a la utilización de este tipo de fármacos.
La utilización de drogas en la guerra viene de lejos. Ya los soldados de los Imperios Egipcio y Romano utilizaban cannabis, opio o alcohol para aplacar el miedo y el cansancio en el campo de batalla. En todas las guerras del siglo XX y XXI, desde la Primera Guerra Mundial hasta las invasiones norteamericanas a Irak y Afganistán, se utilizaron anfetaminas, marihuana, cocaína, en muchos casos no sólo tolerada, sino directamente administrada por los Altos Mandos, sin importar que su consumo podría producir adicciones y episodios paranoicos.
Respecto a la guerra en Siria se ha encontrado captagon entre las pertenecías de combatientes del Estado Islámico caídos en Kobani, y en otras zonas como Alepo y Homs.
Una cuestión Real
El consumo en los países del Golfo se ha incrementado exponencialmente. Las incautaciones de captagon en Medio Oriente para el año 2000 no habían alcanzado los 300 kilos, para en 2007 sobrepasar las 14 toneladas. Aunque desde entonces hubo un particular silencio respecto a las estadísticas.
Se sabe que el reino saudita se ha convertido en el gran mercado de la droga de la región y se consume mucho más que en cualquier otro país. En 2011 se incautaron en la nación saudita 11 toneladas de anfetaminas, captagon, especialmente; en 2010 habían sido 9 las toneladas. Traducido en dólares este comercio significa unos 6.100 millones de dólares.
La utilización del captagon se ha extendido tanto en Arabia Saudita, que recuerda al consumo irracional del khat en Somalia y Yemen, abarcando una franja que va desde niños de 11 y 12 años, hasta adultos y a mujeres de todas las edades y condiciones sociales. El captagon ayuda desde el estudio a los regimenes alimenticios, y hasta para combatir el aburrimiento, uno de los peores azotes del país después de la familia Saud.
Justamente el príncipe saudí Abd Al Muhsen Ben Walid Ben Abdelaziz Al Saud fue detenido por las autoridades libanesas cuando en su avión se descubrieron dos toneladas de dosis de captagon. La detención producida el 26 de septiembre de 2015 en el aeropuerto internacional Rafik Hariri de Beirut, cuando intentaba abandonar el Líbano rumbo a Riad, con varias cajas y 46 valijas que contenían las pastillas de captagon. Las cajas tenían estampado el escudo de la casa Real Saudita.
Los cuerpos de seguridad libaneses indicaron se trató de la mayor incautación de droga en la historia del aeropuerto.
Todavía resta saber si la droga incautada al príncipe Muhsen estaba destinada para el comercio en su país o destinado a las tropas del Estado Islámico que, como es bien sabido, los Saud apoyan de manera irrestricta.
En Arabia Saudita esta clase de crimen está penado con la vida, por decapitación o fusilamiento, según su alcurnia, pero se cree que la familia no entregará a uno de los suyos. En 1999, se produjo un caso similar con el príncipe Nayef Al Shaalan que fue descubierto con casi dos toneladas de cocaína que llevaba desde Venezuela a Francia. El príncipe consiguió llegar a su país donde se perdió en los amplios palacios de la familia Saud.
En agosto de 2013, fueron detenidos 6 camiones sirios que trasladaban desde Líbano hasta Arabia Saudita seis millones de pastillas. La policía de Dubai, en diciembre de ese mismo año, había incautado 4,6 millones de pastillas.
Algunos expertos en estas sustancias refieren a que los efectos de estos estupefacientes dependen del contexto en que son consumidos. Las anfetaminas tomadas en un entorno social es muy diferente a que si son ingeridas en un marco de violencia extrema.
Los mismos expertos niega que el captagon provoqué acciones sobrehumanas, elimine el miedo o la empatía hacia las personas. Sólo sería un estimulante apto para operaciones bélicas ya que ayudaría a controlar el hambre y el sueño, por lo que la sicopatía, el fanatismo y la crueldad serían condiciones establecida en los propios combatientes.
El captagon es uno de los tantos combatientes de los muchos que tiene estas nuevas guerras, que ya algunos identifican como la Tercera Guerra Mundial. Y este elixir de mal ayuda a hacer todo más irracional y confuso.