No dejemos a la niñez sin infancia
“Hay niños que no viven experiencias de infancias. Éstas son no cronológicas, no utilitarias. La infancia es un instante eterno. La pérdida de la infancia en la niñez es, quizá, la pérdida de la infancia en la humanidad, despojándola del tiempo libre, de la posibilidad de ficción, de creación, de juego, de arte”, afirmó el investigador, docente y escritor Carlos Skliar.
La infancia, ese espacio de tiempo sin tiempo, donde no hay urgencias, donde lo que urge e importa es el juego, comenzar a acercarse a los diferentes objetos de conocimiento mediante pequeños relatos que se irán construyendo como nos cuenta el docente Daniel Calmels.
Relatos que formarán parte de nuestra subjetividad y serán protagonistas de nuestra trayectoria, de nuestros vínculos. Narraciones que un día regresarán como recuerdos, no como una copia fiel de lo sucedido, sino mediados por nuevas historias que iremos armando y moldeando durante nuestro transitar.
Me gustaría en estas líneas pensar en el juego como un espacio de creación, de construcción constante, no como una acción terminada sino en continuo movimiento, apoyada en la confianza y seguridad que otorga un ambiente facilitador suficientemente y bueno.
“La capacidad de jugar es una forma de conocimiento creativo, un proceso abierto, nunca definitivo. El juego no es simplemente placer, es algo esencial para el bienestar”, sostuvo el pediatra y psiquiatra Donald Woods Winnicott.
Mencionamos al tiempo sin tiempo, al juego como construcción, creatividad en constante movimiento. Este tiempo al que hago referencia está muy alejado del concepto de productividad, de cronogramas, agendas y demandas del mercado.
¿Entonces qué ocurre si sometemos a las niñeces a las exigencias adultocéntricas de esta época donde las 24 horas del día no alcanzan, donde las publicidades nos ofrecen suplementos para tener energías extras y así no detenernos nunca o para que el día tenga más horas o así lo parezca?
¿Qué sucede si llenamos de reglas y compartimentamos las niñeces?¿Si les exigimos logros para que encajen en los conceptos de normalidad que plantea esta “sociedad del cansancio” como la describe Byung Chul Hang?
Les quitamos el tiempo de las infancias…
Ese tiempo de devenir del sin sentido dándole así el verdadero sentido, de conversaciones donde lo importante no es la pregunta ni la respuesta sino el sostener la alteridad. No pensar en un punto de llegada, si así lo hubiera, sino imaginar un recorrido, un proceso un espacio de construcción conjunta.
Hagamos el ejercicio de reflexionar sobre el concepto de diversión, pero no como las publicidades nos lo proponen para no pensar o para hacer un “como sí” de una vida perfecta. Recapacitemos sobre la diversión y su par aburrimiento como una díada dialéctica que se complementa y se requiere para existir. La necesidad del aburrimiento para detenerse, para pensar, para hacer una pausa, para inquietarse, para encontrarse… para nada…para todo…
Cuando hablamos de infancia no significa hablar de niñez, no es un espacio determinado por la cronología del tiempo, no comienza cuando nacemos y dura hasta los 5 años. Es una experiencia singular, particular y única cuya duración no es precisa y puede o no durar toda la vida o muy poco especialmente en estas épocas.
Repasando las palabras de Skliar creo que es tiempo de pensar en qué tipo de niños y niñas estamos criando, educando, alojando y hospedando en este mundo donde lo que parece imperar es el sujeto utilitario que sirve al capital lo cual convierte al ser en una mera mercancíaque encaja eficazmente en el engranaje del sistema.
Concluyo esta columna con unas líneas de Carlos Skliar y Daniel Brailovsky: “Ahora que se habla tanto, que se habla demasiado, o que no se habla nada, o que no se sabe qué decir, o que lo que se quiere decir es indecible, o que es mejor tal vez no apresurarse en el hablar, o más bien que sería razonable quedarse callado; ahora, en medio del confinamiento, se dice que sería oportuno escuchar las voces de los niños y las niñas”.
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Carla Elena. Autora del libro “ESI, haciendo camino al andar”. Editorial Sudestada. Autora del capítulo “De ESI si se habla” del libro sobre los 15 años de la ESI, compilado por la Legislatura Porteña. Coautora del capítulo “Bullying, una deconstrucción necesaria” del libro “Malestar en las escuelas, violencia de género, abordaje interdisciplinario”. Ediciones Ricardo Vergara. Autora del capítulo “Abordar la ESI desde el arte, una oportunidad que no nos podemos perder” del libro “Escuelas en movimiento”. Ediciones Ricardo Vergara y autora del capítulo “Violencia una historia sin fin” del libro” del libro “Violencia de género, un abordaje interdisciplinario”. Ediciones Ricardo Vergara. Coautora del capítulo “ESI: una Ley que sostiene” del libro “La Escuela no puede sola”. Ediciones Ricardo Vergara. Autora del artículo: “ESI una deconstrucción social necesaria”. Revista Actualidad Psicológica. Autora del prólogo del libro “Adolescencias y ESI”. Editorial Bonum. Compiladora y coautora del libro “Feminismos y adolescencias” Editorial Raíces. Psicóloga Social. Posgraduada en “Educación Sexual Integral: Desafíos de la implementación en el ámbito educativo y comunitario”. “Despatologización de las Diferencias”. “TEA, motricidad y deporte”. Diplomada en “Violencia Familiar y Género”. “Derecho de Niñez y Adolescencia”. “Discapacidad”. “Educación en Contextos de Encierro”. “Psicopatías”. “ESI en territorios” y “Discapacidad y Sexualidad”. Miembro de Forum Infancias. Docente. Columnista de Revistas Sudestada, El Furgón y Movimiento. Participa en Radio Tinkunaco y Radio Gráfica en micros de sociales. Miembro de la CoNaDI. Tw: @Carla_Elena5. Instagram: @carlaelena5, Face: Carla Elena y Mail: carlaelena74@hotmail.com