Longina 2020: la ciudad que despierta
Finaliza el 24 festival de la canción de autor Longina canta a Corona en la ciudad de Santa Clara, Cuba. Excelente crónica de Lis Moya, desde la ciudad del Che, sobre el cierre de este importantísimo encuentro de música popular.
Por Lisbeth Moya González desde Santa Clara- Cuba/ El Furgón
Llevo cuatro días durmiendo al amanecer. Desde que empezó el festival Longina canta a Corona 2020 han pasado por mi oído tantas voces, tantas líricas diferentes. He sentido tantas ganas de luchar por un mundo mejor, que espero y sueño con que mi isla escuche los cantos de estos jóvenes. Vea en ellos el antídoto a la enajenación que impone el mercado.
Anoche escuché al chileno Nicolás Miquea cantar a Víctor Jara, al español Pedro Pastor diciendo: “nosotras las mujeres fuertes, las empoderadas”, y vi a un joven trovador santaclareño, Ernesto Fabián, cantar bajo la lluvia y casi llorando: “El hombre se hizo siempre/ de todo material/ de villas señoriales/ o barrio marginal”.
Este festival más allá de llevar propuestas musicales a la comunidad, lleva mensajes de humanismo, amor y militancia de izquierda. Longina se ha convertido en una trinchera, en una plataforma desde la que los jóvenes creadores le dicen a Cuba y el mundo: ¡nosotros existimos y queremos opinar! ¡Somos contracultura!
En esta edición, el evento acogió un concierto de Haydeé Milanés, donde presentó al público su disco Amor, conformado por canciones de su padre. Destacaron conciertos como el de homenaje a Silvio Rodríguez, en que se juntaron integrantes de la más inmediata generación de cantautores, tales como Yeni Turiño, Ernesto Fabián, Yaily Orozco, Pedro O´reilly, Tobías Alfonso y Frank Michel Chirino.
Además, los santaclareños pudieron asistir a los conciertos de Pedro Pastor y los locos descalzos, de España; del alemán Tobías Thiele y la folklorista mexicana Rosalía León, entre otros. El evento no se limitó a la música, al incluir exposiciones entre sus propuestas. Una de ellas, de la autoría del joven diseñador Alejandro Cuervo, que compila los carteles promocionales de la presente edición del festival, inspirados en la propuesta estética y la gráfica del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, (GESI, al que estuvo dedicada la presente edición del festival.
Los participantes disfrutaron presentaciones de materiales literarios, como la publicación santaclareña Umbral, dedicada a Longina y La Trovuntivitis, y la revista El Caimán Barbudo. Se lanzó también, el disco producido por Bis Music, GES, homenaje de Real Project a Experimentación Sonora, bajo la dirección de Enrique Carballea. Finalmente, No faltó la tradicional peregrinación a la tumba del cantautor Manuel Corona y Longina O´Farril, en su Caibarién natal, así como los conciertos en varios municipios villaclareños.
Si bien, existen festivales musicales similares en todo el país, no llegan a equiparar la envergadura social del Longina. En el caso de Santa Clara, el evento es anual, pero gracias a espacios como el centro cultural El Mejunje y a la gestión de las autoridades y las diferentes instituciones de la ciudad, ese ambiente de pensamiento y libertad continúa en el aire. Sumando a ello, la variedad de propuestas y lo asequible de los precios, da como resultado que tanto el intelectual como el obrero tengan la oportunidad de participar de la vida cultural de la ciudad.
El Longina es modelo de lo que pueden lograr acertadas políticas culturales en una comunidad. Santa Clara es una ciudad caracterizada por cambiar el curso de los acontecimientos, por romper la hegemonía. Ya lo hizo una vez en 1959, de la mano del Che Guevara. Lo volvió a hacer en los años 90, cuando en plena crisis económica y casi sin electricidad, floreció culturalmente con la creación de El Mejunje– lugar donde, por poner aislados ejemplos, se realizaron los primeros espectáculos de transformistas de Cuba, surge el movimiento trovadoresco La Trovuntivitis y se impulsa la campaña de aceptación a las personas con VIH, Sida y prevención de esta enfermedad.
Cuba tiene que frenar el culto a la banalidad y el consumo, favoreciendo políticas culturales que despierten a la gente y la comprometan con esa plenitud a la que solo puede llegar un pueblo desde la izquierda y mirando hacia una sociedad sin estado, ni reyes, ni burgueses, ni burócratas. De otra manera, no hay proyecto social que se mantenga en pie, porque hay que educar a la gente no solo desde la academia, sino también desde la sensibilidad.
Llevo cuatro días durmiendo al amanecer y viendo a una ciudad despertar. Somos un grupo de jóvenes que canta, sentados en un muro sin agua, al que le dicen malecón. Somos: negros, blancos, indios, multinacionales, músicos, albañiles, poetas y médicos. Cantamos en diferentes idiomas. Ya los barrenderos salen a maquillar la ciudad. Hay uno frente a nosotros.
Empuña la escoba y canta.
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