Trump, el que juega con fuego…
Por Jorge Montero/El Furgón – “¡Misión cumplida!”, declaró este sábado el presidente Donald Trump sobre el ataque misilístico que ordenó durante la noche contra Siria. La ‘santa alianza’ conformada por Estados Unidos y sus secuaces de Francia y Reino Unido, lanzaron la acción militar conjunta en respuesta a una supuesta, y según todos los indicios falsa, agresión con armas químicas a la ciudad de Duma (Guta Oriental, cercana a Damasco) por parte del gobierno de Bashar al Asad.
El momento del bombardeo coincide con la llegada de la misión de investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que debía dar comienzo a la verificación del presunto ataque que, según Rusia, nunca existió y que fue montado por los servicios secretos de Gran Bretaña.
El guion no es nuevo. Estado Unidos ya lo utilizó en 2003, cuando se hizo necesario inventar una guerra contra Irak. Con la excusa de la supuesta existencia de armas de exterminio masivo en manos del régimen de Sadam Husein, lanzó junto a la OTAN (Organización del Atlántico Norte), la más bestial de las campañas bélicas, asesinando y mutilando a no menos de un millón de personas, destruyendo la rica nación árabe e incentivando el caos que aún hoy persiste. Tampoco las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad sirvieron para evitar aquel genocidio que, tiempo después, el entonces presidente George W. Bush reconociera ‘como un error’, ya que nunca se encontraron tales armas en Irak. Claro que ya era demasiado tarde.
Ahora en el escenario sirio, la Casa Blanca, sabiéndose derrotada en una guerra que dura ya más de siete años, en la que ha organizado, armado y financiado organizaciones terroristas como el Estado Islámico, que asolaron el país de Oriente Medio -a un costo de 400.000 víctimas y más de 3 millones 500.000 personas desplazadas-, ha vuelto a poner en escena el show mediático del uso de armas químicas.
La burda maniobra cae como anillo al dedo del magnate estadounidense Donald Trump, enredado en una política exterior fallida, y más complicado aún en el frente interno, donde cada día cae más bajo en la consideración de sus conciudadanos. Al permanente relevo de quienes forman parte del equipo presidencial, suma escándalos al por mayor, como el reciente allanamiento del FBI a las oficinas y residencia de Michael Cohen, su abogado personal, implicado en el pago de 130 mil dólares a la actriz porno Stormy Daniels quien tuvo una tórrida relación erótica con Trump durante 10 años.
No mucho mejor les va a sus congéneres europeos partícipes de la aventura bélica. Theresa May, en un alarde de thatcherismo, pretende fugar hacia adelante. La crisis británica potenciada por el Brexit y la caída en picada de la popularidad de los conservadores, vaticina un próximo gobierno laborista y su reemplazo por Jeremy Corbyn. El ‘emperador’ Emmanuel Macron, como satirizan los franceses, enfrenta una férrea oposición de los trabajadores -encabezados por los ferroviarios- y los estudiantes, a sus planes de privatizaciones y recortes presupuestarios.
Sólo Israel bate palmas a favor de una guerra con Siria. Alienta a Trump, mientras prepara sus medios militares no sólo para atentar -como ya lo hace- contra el régimen de Bagdad, sino para la posibilidad de involucrarse de lleno en un conflicto contra la República Islámica de Irán. Mientras continúa, lanza en ristre, su política genocida en Palestina.
Al respecto el Washington Post acaba de señalar que una acción militar de Washington contra Siria no le aportará ninguna victoria y podría dar lugar a un desastre: “Para Trump, que ama ganar, no hay ninguna ganancia en Siria, pero él tiene todavía la capacidad de empeorar las cosas”. Cualquier escalada estadounidense en el convulso escenario de Medio Oriente abre la posibilidad de un conflicto de imprevisibles consecuencias.
El embajador ruso en Washington, Anatoli Antónov, advirtió que, ante los ataques lanzados contra Siria en la madrugada de este sábado, “los peores presagios se han cumplido. No han escuchado nuestras advertencias. Nos vuelven a amenazar. Habíamos advertido de que estas acciones no se quedarán sin consecuencias. Toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París”.
Trump ya debería saber que quien juega con fuego, acaba quemándose.
Foto de portada: cnnespanol.cnn.com