miércoles, septiembre 18, 2024
Cultura

Tres generaciones argentinas en una novela

El Furgón – En el barrio se paró el mundo es la primera novela de Leonardo Klimann Cherñavsky (1952). El autor cuenta la saga de tres generaciones de una familia que tiene como telón de fondo la historia de la Argentina entre la década de 1930 y principios de 1980, con el regreso a la democracia tras la Guerra de Malvinas.

El protagonista es Carlos Campolongo, un militante de base de la Resistencia Peronista que, tras una intensa participación, llegó a cargos importantes en el movimiento y fue secuestrado por fuerzas represivas durante la dictadura militar, en 1976. A lo largo del relato, aparecen los claroscuros del peronismo, el odio que le tiene una parte de la sociedad y la adhesión de vastos sectores del pueblo.

Leonard Klimann Cherñavsky fue alumno de Ricardo Piglia y Miguel Briante, pasó por el departamento de Cinematografía de la Escuela Superior de Bellas Artes de La Plata, e hizo teatro con la actriz y directora Cristina Banegas. En el barrio se paró el mundo fue editada por Milena Caserola y se presentará –con entrada libre y gratuita– el viernes 17 de noviembre, a las 19 horas, en el Bar Cooperativo Lo de Néstor, Bolívar 548, ciudad de Buenos Aires.

Lo que sigue es un fragmento del relato que Klimann Cherñavsky adelantó para El Furgón.

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Ir con los muchachos y poner caños, reventar cables telefónicos durante la noche, manzanas y manzanas sin teléfono. Luego los reportes, los diarios, los jefes de zona puteando, el presidente de ENTel puteando, Onganía puteando, sus ministros puteando porque algún amigo del amigo se quedó sin teléfono.

Ellos tan poderosos, sin explicaciones. Además, ¿para qué sirven? Para explicar lo inexplicable. Un aparato negro, enorme, pesado, sin línea. Como un pito caído, que no puede penetrar. La mitad de Buenos Aires sin poder llamar y la otra mitad sin poder recibir llamadas. Dos puntas desconectadas por varios días.

Mientras se reventaban los cables, apretarse a la rubia teñida, a la Loli Fernández, contra una pared, en la noche oscura de San Telmo o de Constitución, por si pasaba alguna lanchita, o un cana a pie.

Y hablar de la militancia, especialmente del General.

Eso era la felicidad. Hacer lo que uno desea, cumplir con un sueño, cambiar el mundo y construir uno nuevo, más justo, como dice Perón. ‘Crear, hacer la revolución, liberarnos, volverlos locos a los milicos y a los yanquis’.

Pero el General está en Madrid, siempre recibiendo, o bueno, a veces, a dos o tres burócratas que agarran el queso, el queso nada más. Y dan conferencias de prensa estúpidas.

Los que cortan los cables telefónicos por las noches, los que ponen caños y vuelan los vidrios, son los que valen. Los que amasijan a algún traidor.

Esos somos nosotros, los que nos jugamos la vida día a día. Pero, ¿para qué? Mi propio hermano hace la carrera sindical. Llegar y morder el queso. Al viejo, al final, le gusta más lo que hace Diego que lo que hago yo. Aunque eso va a cambiar. Lo mío todavía no lo aprueba. Es temprano. Desde el ´55 que ponemos caños, robamos bancos, luchamos. ‘La vida por Perón’. Recién ahora empieza a considerarnos. Pero a Diego, que fue en cana con diez más que robaron en el sindicato… Encima, el jefe de Diego ¡compra obras de arte! Compra Berni, Spilimbergo y otros con plata del gremio.

Pero nosotros somos mejores. Papá se va a dar cuenta de eso. Fuimos a Cuba en el ´61, nos entrenamos con el gordo Cooke. Mi viejo se va a convencer de que soy mejor que Diego.

Ojo. Nosotros no somos comunistas. Ellos, el Che y Fidel, no entendían al peronismo, no valoraban nuestras ideas. Nos llevaron a la isla con unos troskos. Pensaban que ellos tenían la posta y nosotros éramos unos giles; pero el pueblo es peronista.

Nos entrenaron para una guerrilla campesina. Fuimos al pedo. No sirvió para nada. El Che estaba equivocado.

Yo, Carlos Campolongo, demostraré que los que luchan, sobresalen.

Para pelear estamos nosotros. Lograremos lo que los Vandor, los March y todos los garcas sindicales y del partido no conseguirán. Nosotros sabemos cómo traer al General y hacer la revolución peronista.