miércoles, diciembre 4, 2024
Por el mundo

Los desafíos de la política venezolana

Lucio Garriga Olmo/El Furgón – Una vez más en Venezuela se votó y ganó el chavismo. La victoria del domingo pasado es de vital importancia para el oficialismo, teniendo en cuenta el contexto de crisis económica-social y la ofensiva internacional, especialmente dirigida por los Estados Unidos, que vive el país.

El pueblo venezolano demostró su carácter democrático: la participación electoral fue del 61 por ciento (en los comicios regionales del 2012 fue del 53%), un número que supera ampliamente elecciones en países europeos o latinoamericanos. Se reformuló el mapa político nacional y el chavismo consiguió 18 gobernaciones y la oposición cinco. El oficialismo ganó el estado de Miranda, que estaba en manos del opositor Enrique Capriles, y la Mesa de Unidad Democrática (MUD) consiguió estados de vital importancia nacional, como Zulia y Nueva Esparta.

La oposición, consternada por una derrota que no esperaba, volvió a denunciar fraude, como lo ha hecho desde la llegada de la Revolución Bolivariana, pero los propios observadores internacionales lo desmintieron. El plano político que se abre ahora es de suma importancia para ambos bandos, ya que el chavismo y la MUD se enfrentan a desafíos que definirán su futuro político.

Los desafíos de la MUD      

En la actualidad, el principal desafío que tiene que enfrentar la MUD es qué táctica política tomar ante las denuncias de fraude, cuando el propio Consejo Nacional Electoral (CNE), que le otorgó la victoria en las Legislativas del 2015, anunció que ganó en cinco estados: Anzoátegui, Mérida, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. ¿Cómo denunciar fraude electoral cuando se ganó en Zulia, el estado más poblado del país? ¿Se denuncia fraude en los 18 estados que ganó el chavismo y no en los cinco en que la MUD resultó triunfadora?

El otro desafío, y que está relacionado con el primero, es qué hacer con los estados donde ganó, ante la obligatoriedad que tienen los funcionarios elegidos de prestar juramento ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). La ANC, como indica la Constitución nacional, es un poder que está por encima del Poder Legislativo y, por ende, todos los funcionarios públicos deben prestarle juramento. Cabe recordar que la ANC, que no es reconocida por la MUD, fue elegida por más de ocho millones de votos el pasado 31 de julio.

La propia MUD, en un comunicado, afirmó que sus gobernadores electos “sólo se someterán al mandato establecido en la Constitución y las leyes de la República”. ¿La MUD estará dispuesta a perder sus estados, vitales para la política nacional, por no jurar ante la ANC? Es una disyuntiva que enfrenta la oposición y ya se pueden ver fisuras. El gobernador electo por Nueva Esparta -uno de los centros turísticos del país-, Alfredo Díaz, aseguró: “Si la única alternativa que nos queda para no entregar nuestro espacio ganado voto a voto es juramentarme ante la ANC para que no nos arrebaten arbitrariamente nuestro espacio, debemos hacerlo”. Los gobernadores electos por el chavismo ya juraron, los opositores todavía no. ¿Están dispuestos?

El desafío más grande que tiene que afrontar la MUD es el más peligroso para sus dirigentes y sus bases. Deberán responderse a ellos mismos, pero también a sus bases, por qué perdieron unas elecciones donde anunciaban que el 90 por ciento de la población estaba en contra del presidente Nicolás Maduro. ¿Cómo se llegó de la famosa “hora cero” y de la caída inminente de Maduro  a ganar sólo cinco estados? ¿Qué pasó en el transcurso de ese tiempo?

El problema más grande para la MUD es que empieza a ser poco creíble para sus bases, que salieron convencidas a las calles a mitad de año para derrocar al gobierno chavista y que este domingo vieron cómo el oficialismo conseguía el 54 por ciento de los votos a nivel nacional.  Los dirigentes opositores, Leopoldo López, Enrique Capriles, Freddy Guevara, entre otros, convocaron a la gente a derrocar al gobierno y en las últimas semanas llamaron a votar en las elecciones. ¿Cómo se llegó de una situación de extrema violencia de mitad de año, donde se ha llegado a prender fuego a militantes chavistas, y a este escenario donde piden los votos para disputar el poder electoralmente?

En esta sintonía, opinó el ex secretario de la MUD, Jesús Torrealba, quien aseguró que “la dirección tiene que asumir que no funcionó” y que se “equivocó en la cosa insurrecicional y se equivoca en la cosa electoral”. En este mismo sentido opinó el opositor Enrique Ochoa Antich (quien reconoció los resultados y negó un posible fraude), al afirmar que “la incoherencia se paga cara a la hora de cosechar triunfos electorales y definió a la oposición como ‘El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde’: unas veces andamos democráticos y pacíficos y otras somos poseídos por una bestia infernal que promueve la calle violenta, no importa cuántas muertes cause, tienta el golpe militar y hasta clama por una invasión militar extranjera”.

La MUD se enfrenta a un callejón sin salida en su vía política: la insurrección no le da resultados, la vía electoral tampoco y, por ahora, una invasión extranjera no cuenta con el apoyo de los países latinoamericanos. ¿Qué puede hacer para seguir siendo una posibilidad de cambio político? El desafío es enorme y no hay mucho tiempo, las elecciones presidenciales son el año que viene.

Los desafíos del chavismo

Para el oficialismo ha sido una gran victoria electoral, en un contexto de crisis económica-social sin precedentes, y ante una campaña mediática de desprestigio por los principales medios de comunicación internacionales. Seguramente, esta elección le dé un poco de aire fresco para poder respirar, en un año que ha estado caracterizado por una violencia callejera que dejó más de 100 muertos, tanto en manos estatales como de grupos opositores, y para poder afianzar su política luego de la instalación de la ANC.

Los retos que enfrenta el chavismo son muy grandes e importantes. Uno de ellos será solucionar el problema económico que vive el país y que causa estragos en la población. Bajar la gigantesca inflación, controlar el cambio paralelo de la moneda nacional, el desabastecimiento de elementos básicos de la vida cotidiana, luchar contra la corrupción y la burocracia estatal, serán sólo algunos de los tópicos que deberá resolver el gobierno de Maduro.

El otro desafío, quizás más importante, es qué hacer con la victoria del domingo: profundizar aún más la Revolución Bolivariana o estabilizarla y mantenerla a flote. Como afirmó la Corriente Nacional Bolívar y Zamora (CNBZ) en un comunicado, está “la posibilidad de salir de la resistencia y avanzar en una ofensiva central: la rectificación y profundización democrática de la revolución”.

El chavismo, como movimiento histórico, sabe que la estabilidad lograda con estas elecciones no durará para siempre y que los ataques opositores volverán en cualquier momento, especialmente desde la frontera con Colombia, donde la oposición ganó la mayoría de los estados limítrofes. Una profundización de la revolución, y de la democracia revolucionaria, es una gran posibilidad que existe para evitar estos ataques y prevenirlos con la participación plena de todo el pueblo venezolano.

El pueblo le volvió a dar la confianza a la dirigencia chavista para resolver los problemas económicos existentes y para profundizar la revolución; ahora la clase dirigencial tiene que responder.

Los desafíos que enfrentan tanto la oposición y el oficialismo necesitan de decisiones rápidas, porque en el primer semestre del 2018 habrá elecciones municipales y en diciembre serán los comicios presidenciales.