“Tratamos de construir un espacio donde se plantee la unidad”
Santiago Brunetto/El Furgón – Las elecciones legislativas que se avecinan tendrán un peso simbólico mucho mayor que el de una mera redistribución de bancas: cualquiera sea el resultado, Cambiemos no podrá obtener mayoría en ninguna de las dos cámaras. Lo que se pone en juego entonces es su primera prueba de legitimación desde que gobierna el país. Serán los casi dos años de ajuste y avanzada represiva los que también se podrán sobre la mesa, con la intención de sentar las bases de una segunda etapa de esa política que promete ser profundizada.
El escenario político que estructura a las elecciones se presenta complejo: un Cambiemos que parece sólido pero sin grandes referentes de peso, un kirchnerismo fragmentado y más preocupado por Comodoro Py que por el Congreso, un peronismo noventoso intentando renacer de las cenizas y una izquierda en ascenso pero impotente de unidad.
¿Y qué lugar ocupan los movimientos sociales en este contexto? ¿Cuál es su rol en el escenario y en el juego electoral en particular? ¿Cuáles son sus planteos de organización partidaria? ¿Cuáles son sus análisis de la coyuntura política actual? De todo esto habla con Federico Orchani, referente del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), con El Furgón.
“Nosotros desde el Frente apostamos a una herramienta político-electoral que es Pueblo en Marcha –explica-. Es incipiente, está en construcción, pero pensando propuestas concretas hacia la ciudad, hacia lo urbano, que es donde venimos construyendo la organización popular, desarrollando el entramado social que queremos que pueda expresarse de manera institucional”.
Para Orchani, desde el FPDS “nos hacemos cargo que nuestras posibilidades de intervención electoral no son decisivas, pero nos gustaría dejar un mojón para que de acá en más poder ir marcando agenda y que el espacio institucional ya no sea un lugar donde hacer propaganda y ‘agitar’, que es muy importante, sino también para pensar una agenda legislativa que sirva a la construcción popular. Nosotros ponemos esa herramienta a disposición, tenemos la postura de buscar la unidad, difícilmente nos presentaríamos solos, hay una gran cantidad de partidos y la fragmentación no es la mejor política para nuestro espacio”.
-¿Cuál es el planteo programático de la organización de cara a las elecciones?
-Nosotros planteamos que hay que buscar la unidad desde el FIT hasta Patria Grande, pasando por el MST, el espacio de Poder Popular, lo que es el guevarismo, etc. Tratar de construir un espacio, con mecanismos democráticos para dirimir los disensos, pero donde se plantee la unidad. Hoy eso la verdad que está lejos, entonces nosotros como organización estamos en pleno debate.
-En las elecciones de 2015 el Frente formó parte de un acuerdo con algunos sectores FIT. ¿Cuál es la relación actual con esos sectores?
-De ese acuerdo recogemos, por lo menos en el ámbito de la ciudad, una buena experiencia. Pero en el medio hemos tenido una serie de encuentros y desencuentros frente a determinados hechos. Con la postura en relación al encarcelamiento de Milagro Sala no estamos de acuerdo, lo mismo cuando se quiso meter presa a Hebe. Con algunos partidos del FIT tenemos más coincidencias, como con la figura de Myriam Bregman, dentro del PTS, a quien respetamos mucho y donde nos interesaría poder articular. Sabiendo siempre que ellos tienen mucha más responsabilidad que nosotros de convocar a esa unidad. La izquierda llega en un plano de mucha fragmentación. Como dije, en primera instancia apostamos a que se conforme un frente de unidad que trascienda los palos ideológicos, asumiendo que son legislativas y que según las zonas es distinto. En capital está todo muy fragmentado, en provincia no es tan igual, hay distritos donde se pueden llevar adelante experiencias que aunque sean pequeñas pueden sentar las bases para ir prefigurando otras expresiones políticas que hoy están ausentes.
-Más allá de las elecciones, ¿qué análisis hacen del nivel de organización actual del movimiento obrero frente al avance del macrismo?
-A diferencia de 1990, cuando en América Latina se llevó adelante la transformación neoliberal más fuerte, nosotros creemos que hoy el movimiento popular está en condiciones mucho mejores para resistir. La victoria electoral de Macri no se da sobre la base de una derrota del movimiento social, ahí hay un punto importante que se expresó en el pico de movilizaciones de marzo: de alguna manera marcaron una relación de fuerza “pareja”. Eso no nos lleva a subestimar el poder de fuego del gobierno: la reacción fue bastante importante con el 1A. Una reacción que viene del sector más fiel al gobierno, desde un sentido común que pide represión, mano dura, endurecimiento de las penas, etc., y la respuesta del gobierno fue acorde a eso: reprimir. Pero hay otro panorama. Hay una crisis de dirección, por ejemplo, en las estructuras sindicales que son las más burocráticas. Se ven obligadas a dar respuesta a las expresiones de base, y prueba de esto es lo que ocurrió el 7 de marzo. Que se desborde la marcha y la gente cante “pone la fecha”, hace quince años hubiera sido muy difícil. Los movimientos sociales también tienen otro grado de maduración. Hoy el movimiento social no es el viejo y rudimentario movimiento piquetero que era ideológicamente muy heterogéneo y poco consolidado, sino que tiene posibilidad de marcar agenda, sacar adelante leyes como la de emergencia social, etc. Tenes además las comisiones internas donde la izquierda realmente ha avanzado mucho en el plano sindical. El llamado “sindicalismo combativo” permanentemente está corriendo hacia la izquierda la agenda de discusión y eso para nosotros es importante. Esto no va a ser menor de cara a las elecciones, va a tener su peso.
-¿Y qué lugar ocupa hoy el kirchnerismo en esta estructura?
-Sigue siendo un actor de peso, pero tal cual como lo conocimos durante 12 años no existe más. Es una experiencia que hoy está atravesada sin dudas por la interna peronista. Por un lado tenés todo el sector que votó a los fondos buitres y un montón de otras leyes que si se hubieran plantado la gobernabilidad del macrismo hoy sería muy distinta; y por otro lado tenés un sector que se plantó de otra manera. Así y todo, llegado el momento electoral se encuentran en un brete donde la presentación de Cristina o no parece definitoria. Porque si ella no es candidata, ¿las opciones cuáles son? Randazzo, Scioli, Magario, etc., figuras que no expresan una agenda progresista ni mucho menos. ¿Entonces ese sector qué se plantea? ¿Retomar el Frente Ciudadano? La verdad que no parece, porque hoy prima la puja interna. Es un sector que indudablemente tiene una gran base de movilización, pero que puede quedar muy jugado en ese debate, subsumido a la estructura del PJ y eso además hace que la agenda política se corra al centro. Nosotros no fuimos parte de los doce años de su gobierno, pero de todas maneras planteamos que la relación con las organizaciones que se identifican kirchneristas debe ser una relación de no confrontación, tiene que ser de debate, por eso la cuestión de la unidad de acción. No tenemos una postura “gorila” con respecto al kirchnerismo, no creemos que haya que delimitarnos de ellos como del gobierno, tenemos muy claro que hay un enemigo principal que es el macrismo y fuerzas que se encuentran en la resistencia. Con algunas tenemos mayor contacto y con otras no, con el kirchnerismo no estamos debatiendo una agenda en común, pero eso no quiere decir que no nos encontremos en la calle.
-¿Cuál es el valor concreto de las próximas elecciones?
-No es menor si el oficialismo gana o pierde, no es una elección presidencial pero de alguna manera se plebiscita la gestión. Nosotros apostamos a que surja un voto castigo, que Cambiemos siga con minoría parlamentaria y que, si pierden las elecciones, el escenario hacia 2019 del gobierno pueda empeorar.
-Desde el comienzo del gobierno de Cambiemos la política de ajuste y represión fue profundizándose. ¿Cuán importante son estas elecciones para legitimar o no ésta avanzada?
-La victoria de cambiemos en las últimas elecciones forma parte de un giro conservador en la región. El golpe institucional en Brasil, lo que anteriormente sucedió en Paraguay, la crisis en Venezuela, etc. Previo al triunfo de Macri la situación ya era compleja. La victoria eventual de Scioli o de Massa prefiguraba también un escenario adverso para los sectores populares. Sin embargo, nosotros creemos que el modelo que expresa Cambiemos es cualitativamente más reaccionario que el bloque dominante que se expresó durante los años del kirchnerismo. Hay una especie de simbiosis del poder judicial, del ámbito legislativo, del poder económico; una ofensiva hipercoordinada con el objetivo de quebrar al movimiento obrero, porque ningún proyecto neoliberal se pudo desenvolver con un movimiento obrero enfrentándolo. La cuestión represiva se empieza a condensar en torno a esto, es una elección del gobierno sobre cómo pararse frente a la protesta social. Esto de alguna manera reditúa en votos frente a una elección, frente a un panorama en donde el gobierno tiene un problema fundamental que es que la economía no arranca: no pudieron achicar el déficit, no pudieron parar la inflación que se carcome los salarios, tuvieron que despedir a miles de trabajadores y trabajadoras, van por los convenios colectivos, etc. Entonces toman una serie de ejes de la agenda pública que empalman con un sector de la sociedad que tiene un sentido común bastante reaccionario, por ejemplo, el proyecto de baja de imputabilidad. Cosas que después no ocurren porque no tienen la fuerza para hacerlo, no les da la relación de fuerza y además tienen minoría legislativa, pero que aun así se instalan y ganan votos. Y con la coyuntura electoral más cerca tal vez observemos una especie de impasse en la movilización y eso va a hacer que el debate político vaya para lugares en los que las organizaciones sociales no siempre tenemos la posibilidad de incidir: el debate televisivo, etc. Por todo esto a nosotros nos parece clave el resultado de estas elecciones legislativas. Así como decimos que hay mucho sentido común reaccionario, también hay un sentido “progresista” que hace de resistencia para que ese tipo de cuestiones no avancen. En Argentina hay un sentido de la protesta muy saludable en amplios sectores que nosotros defendemos y que va más allá de los movimientos sociales. Y esa es una de las cuestiones que como organización intentamos profundizar: coincidir en la calle, coincidir en la unidad de acción con las diferentes fuerzas, levantar un “muro” para que no puedan avanzar. Esperamos que esto se vea en los votos.