viernes, diciembre 1, 2023
Cultura

Semana Obrera: Un obrero  (y un bichito de luz) en el escenario

Walter Marini/El Furgón – ¿Cómo se hace para adaptar al lenguaje teatral la impronta de Agustín Tosco? ¿Cómo es posible sintetizar tanta lucha sindical, tanta propuesta política, tanto compromiso revolucionario, en los límites de un escenario? ¿Qué personajes pueden secundar al protagonista de esta gesta para contar una historia vibrante? La respuesta a estos interrogantes la encontramos en Alejandro Finzi, el autor de Tosco. La obra teatral, y en el director de su puesta en Buenos Aires, Sebastián Berenguer. En diálogo con Sudestada, los dos explican sus objetivos y coinciden en la necesidad de humanizar al dirigente para acercarlo a los más jóvenes.

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“Vi a Tosco una sola vez en mi vida –evoca el dramaturgo y docente Alejandro Finzi–. Los estudiantes cortábamos la avenida Vélez Sarsfield, en Córdoba, y él apareció junto al presidente cubano Osvaldo Dorticós. Han pasado muchos años… Hoy me gano la vida como docente de la Universidad Nacional del Comahue, no como autor teatral. Cuando les preguntaba a los jóvenes, durante años, quiénes habían sido Santiago Pampillón, Agustín Tosco, René Salamanca o Atilio López, el silencio era la única respuesta. Por eso escribí la obra. Para que los jóvenes conozcan un personaje y un momento históricamente fundamental que les concierne”.

Esa ausencia en el imaginario de sus estudiantes, ese doloroso bache histórico en la memoria popular de quienes, un par de años más adelante, serán también trabajadores, fue el impulso original que Finzi precisaba para lanzarse a la aventura de escribir una obra teatral con Tosco como gran protagonista. Pero no el único: en escena, a Tosco lo acompaña un insecto entrañable, un bichito de luz de esos que todos los que fuimos niños hace bastante tiempo tenemos a buen resguardo en la memoria. ¿Qué vínculo es posible establecer entre un dirigente sindical cordobés (paradójicamente, un obrero de Luz y Fuerza), y una luciérnaga campera? ¿Por qué ese juego entre dos personajes tan disimiles es parte imprescindible en la obra? Finzi lo explica con sus palabras: “¿Cómo entrar en el personaje? Tardé siete años en escribir la obra. Un primer borrador fue un texto que se ocupaba de Tosco en vísperas de El Cordobazo. Una segunda tentativa era desde el relato de vida de sus compañeras sentimentales. Nada. Hasta que recordé una frase de mi hermano Sergio: ‘ya no hay bichitos de luz en Córdoba…’. Allí nació Saturnino, el bicho de luz que va desde Córdoba hasta la cárcel en Trelew para pedirle a Tosco que le de un curso de organización de asambleas. Llega el 15 de agosto de 1972, víspera de la fuga que culminó en masacre. Lo que busqué fue iluminar en ese encuentro dos episodios capitales de la historia nacional. Irme al rincón de un relato infantil (la metamorfosis de un bichito de luz y el diálogo con un sindicalista) para encontrar la realidad, para hacerla visible. Necesitaba conocer al Agustín Tosco de la vida cotidiana y en eso me ayudó su amigo Antonio Medina, que lo acompañó y protegió desde los tiempos de Epec hasta su muerte. A él también le dediqué la obra”.

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La incorporación de lo fantástico en el relato, la presencia de Saturnino (interpretado por el actor Cristian Thorsen) como elemento extraño en la puesta, fue recibida de un modo contradictorio por la crítica desde su primera función en diciembre de 2015, con el actor Daniel Dibiase en el papel de Tosco. En este sentido, Finzi explica: “Leí comentarios sobre la puesta porteña de espectadores que decían que habían salido de la función defraudados, porque la historia de Agustín Tosco no podía reducirse a un encuentro con un bichito de luz, que eso era una falta de respeto al líder sindical…Eso fue inesperado y sorpresivo. Busqué todo lo contrario. En una anécdota risueña encontré una herramienta para ir al encuentro de dos páginas insoslayables de nuestra historia reciente. Saturnino busca aprender de Tosco y en esa relación, mientras el bicho de luz cordobés toma conciencia de cómo se organiza y para qué se hace una asamblea, Tosco se transforma en una luciérnaga, ésa que ilumina nuestra propia búsqueda”.

Tosco. La obra teatral ya tiene en su haber tres puestas. La de Jorge Villegas, en Córdoba; la de José Luis Valenzuela, en Neuquén; y la de Sebastián Berenguer, en Buenos Aires, donde para abril de 2017 ya planifican una temporada en el teatro La Máscara, de San Telmo. “Pienso, desde siempre, lo dije muchas veces y lo escribí hace muchos años, que el teatro es la manera que tiene la historia humana para tomar conciencia de sí misma –explica el autor–. Que acercándonos al arte, los jóvenes y los que somos jóvenes porque nunca hemos dejado de ser curiosos, descubrimos nuestro lugar en la vida y ese lugar es siempre una razón de solidaridad. En algunas de mis obras más recientes me ocupo de eso: en La última batalla de los Pincheira; en Carlos Fuentealba, clase abierta, por ejemplo. Tal vez, me digo, una obra teatral, un espectáculo, puede servir como detonante para conocer todos los horizontes y objetivos guardados en nuestra existencia. El arte va contra el mármol, contra el monumento, contra los panegíricos, contra los modelos. Nos hace visibles en nuestra capacidad, en nuestro propio sueño”.

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Un dato curioso arroja la experiencia trashumante de la obra de Tosco, el camino ya transitado: la gran cantidad de espectadores jóvenes que asisten a cada función. Como si aquel personaje histórico tuviera algo para decirles a los pibes, a los trabajadores y estudiantes de hoy, como si la persistencia de su ejemplo de honestidad y mensaje unitario siguiera ganando adeptos y haciéndose carne en las nuevas generaciones. “Mi lectura personal de Tosco no se modificó luego de escribir la obra, sí aprendí de las preguntas de los jóvenes y el público en algunos debates de los que participé luego de las funciones. El pensamiento de Tosco está absolutamente vigente. Está pleno de horizonte. El sueño colectivo de nuestro país, sus anhelos más sencillos, básicos, elementales, justos, han sido sistemáticamente estafados por políticos y sindicalistas de los partidos y estructuras hegemónicos. Es aberrante que desde hace décadas los niños mueran por desnutrición en Argentina”, afirma Finzi, para después detallar más en profundidad las razones de esa vigorosa vigencia: “Porque fue un ser humano ejemplar, porque dejó todo por su país sin pedir nada a cambio. Porque nos enseñó que otra Argentina es posible. Desde 1984, dicen los políticos, estamos en democracia. No, no es cierto: la democracia no se recuperó, nuestro país no es otra cosa que un campo lleno de jóvenes muertos. Cuando escribí Voto y Madrugo, en el momento de las elecciones de Menem y De la Rúa, hablé de eso, precisamente. De nuestro país donde la pobreza hace metástasis. Voto y Madrugo no perdió vigencia, debe ser por eso que no encuentro directores que quieran llevarla a escena. Agustín Tosco sigue siendo un tipo joven, lleno de vida, lleno de ideas, audacia, valor”.

Una obra de resistencia

“Decidimos humanizarlo, nos metimos en su vida íntima, en cómo era en su casa, en su vida social con sus amigos y compañeros, y todos coincidimos en que Tosco es un ser humano imprescindible y entrañable”, sintetiza Sebastián Berenguer, director y responsable de la puesta teatral en Buenos Aires. En cuanto a los desafíos que planteaba la obra, el bahiense señala que el primer objetivo era poder estar a la altura de todo lo que representa la estampa de su protagonista: “Nos hacemos cargo del inmenso tamaño que tiene la figura del Gringo, por ser un referente, un símbolo nacional y popular. Imagino al teatro como un lugar sagrado donde todos, actores y directores, tenemos el compromiso de comunicar lo concebido como hechos significativos para la sociedad. En el texto de Finzi me encontré con un Agustín Tosco expresando la importancia que tiene realizar una asamblea, relatando como vivió el Cordobazo, el día de la fuga y la posterior masacre en Trelew”.

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Pero la impronta del dirigente sindical no sólo refiere a episodios del pasado. De hecho, para Berenguer, la potencia de su mensaje resuena en la política de nuestro tiempo, como una suerte de legado atemporal que mucho tiene que ver con las miserias de la dirigencia actual: “Hoy nos toca lidiar con un gobierno que está girando gradualmente hacia un sistema neoliberal, como en los noventa, pero en forma sostenida y por momentos despiadada. No puedo dejar de imaginar cómo reaccionaria Tosco ante semejante atropello: los tarifazos, los miles de despidos, las miles de pymes que cerraron, el aumento de la inflación y el cipayismo de nuestros gobernantes ante los jefes de Estado de los países dominantes y el sistema financiero internacional, que se encarga de desangrar a los países emergentes a través del endeudamiento salvaje”.

¿Qué elementos destaca un director teatral a la hora de subrayar características del personaje en cuestión? Berenguer apunta: “Su humildad y solidaridad principalmente, ya que se convirtió desde temprana edad en dirigente y nunca dejó de ser obrero. Hasta cuando era secretario adjunto de Luz y Fuerza, el Gringo trabajaba en el Taller de Electromecánica. Hay una anécdota muy bonita que cuenta el Negro Medina: Tosco se queda escribiendo en el sindicato toda la noche, luego de un día muy largo de trabajo en el taller y en el gremio. En un momento, Medina se despierta y lo ve a Agustín dormido sobre la máquina de escribir. Entonces, lo cubre con una frazada para que no pase frío. Al otro día, al despertarse, el Negro Medina se encuentra cubierto con esa misma frazada; Agustín se había despertado y, al verlo destapado a su amigo, lo volvió a abrigar. Esa acción relata la humanidad del Gringo. Todo eso es muy útil para la construcción del personaje. Otra particularidad que destaco de Tosco es la entereza y la valentía: en esos años había que tenerlos bien puestos para enfrentarse a los dictadores y sus armas, por eso admiro el coraje tanto de Agustín como de otros dirigentes de esa época, de los miles de trabajadores, estudiantes y el pueblo en general que salió a la calle en el Cordobazo, el Rosariazo, el Tucumanazo y todas las revueltas populares de aquellos años”.

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Pero en el camino trazado, en la odisea de trabajar en una puesta teatral con Tosco como protagonista, hasta la concepción personal va mutando. Berenguer ya no es el mismo que inició el camino: su mirada sobre Tosco ha variado de un modo sustancial, y esa transformación es otra herramienta para utilizar: “Digamos que mi percepción sobre Tosco tuvo un crecimiento considerable. El teatro tiene eso, si no sabés de todo un poco, el mundo se desarma. A Tosco lo conocía por el Cordobazo y el Viborazo. Hace años escuché el debate con Rucci en el programa Las dos campanas. Me llamó la atención el gran conocimiento social y la forma de explicar las cosas que tenía el Gringo. La obra me dio la posibilidad de estudiarlo a fondo. No queríamos poner en escena a un Tosco epopéyico; necesitábamos humanizarlo, saber cómo caminaba, cómo vivía en soledad. Así fue que de este dirigente sindical, combativo, revolucionario y clasista, encontré un hombre amoroso con sus hijos y sus amigos. De hecho, tuve la posibilidad de leer cartas que me facilitó Héctor, su hijo, y también ver fotos con amigos y familiares. Entendí que este hombre, al jugársela por el pueblo, tuvo que renunciar a una vida familiar. Eso no lo hace cualquiera. Lo hace una persona que cree en sus convicciones y que sabe lo importante y fundamental que es para todos que haya existido un Agustín Tosco. El hombre de carne y hueso y no una estatua. Todo eso me hizo admirarlo mucho más, ya que hoy, al tener una amistad con Héctor,  puedo ver que el amor por su papá es inquebrantable”.

Claro que la presencia de Saturnino en escena representaba un desafío extra para la puesta. ¿Cómo se traduce un bichito de luz al lenguaje teatral?: “Finzi pone acertadamente a un bicho de luz en la obra. Un bicho que viaja desde Coronel Moldes, la ciudad en donde nació Tosco, hasta Chubut. Se humaniza dentro de la celda y le pide al Gringo una clase acelerada de dirección de asambleas. Esta hermosa metáfora representa la sangre joven y revolucionaria de una sociedad que no pudo ser vulnerada a pesar de los gobiernos de facto. La obra funciona muy bien en los jóvenes y por eso creemos que es una obra de la resistencia. Necesitamos que aparezcan más bichitos de luz en la Argentina, dadas las circunstancias que estamos viviendo”, explica Berenguer.

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Cuando las luces se apagan. Cuando la figura del actor que interpreta a Tosco se vuelve sombra. Cuando los aplausos cierran la noche. Entonces, la voz de aquel dirigente cordobés sigue resonando, diciendo cosas, advirtiendo, arengando. Como una semilla que, pese a tanto tiempo, a tanta miseria y explotación, a tanto burócrata y vendido, sigue germinando. Imposible el silencio, entonces, para la voz de ese Gringo revolucionario: “Fue uno de los dirigentes sindicales más importantes de la historia argentina y es un referente impresionante. Se encargó de romper los lazos con el Imperialismo, y estaba convencido de que podía cambiar y llevar adelante la lucha por la liberación nacional y social. Cuando en 1943 el sindicalismo comenzaba a participar en el poder y se hacía conciliador, aparece la figura de Tosco como dirigente antiburocrático, que no solamente cuida los intereses de los trabajadores sino que busca el camino de una sociedad justa. Un tipo honesto, valiente, calmo, resistente y con gran capacidad para el debate. Era una persona humilde y vivía como pensaba, cosa que varios dirigentes sindicales de hoy no hacen. Necesitamos recordar el ejemplo que nos dejaron tipos como Agustín Tosco, Atilio López, Raymundo Ongaro, por nombrar algunos que me vienen a la mente. Tosco no entró en internas ni en discusiones que no acabarían nunca, sino que reunió a la clase obrera, a estudiantes y familias indignadas por el sistema represivo y autoritario, y encabezó una marcha en la que participó todo un pueblo acosado por el aparato represor. Revisemos nuestra historia, no dejemos que nos contaminen la cabeza con propaganda que genera odio. Organicémonos y cuidemos al que tenemos al lado. No miremos indiferentes cuando es notable que cada vez hay más pibes durmiendo en la calle”, concluye.

https://www.youtube.com/watch?v=0_gXOLU8SM4