El maldito fuego del hambre
Guadi Calvo*/El Furgón – La confusa acción de la aviación nigeriana que el martes 17 de enero atacó el campo de desplazados de Rann en Kala Balge, en el Estado de Borno, en el noroeste de Nigeria, muy cerca de la frontera con Camerún, matando a más de cien personas -entre desplazados y colaboradores de la Cruz Roja, además de provocar 120 heridos-, dejó expuesta con claridad una de las tantas consecuencias “colaterales” que provoca la guerra contra el fundamentalismo wahabita, que en ese país está representado por el grupo Boko Haram desde marzo de 2015, incorporado a la estrategia global del Daesh. La Cruz Roja reportó que entre su personal se produjeron exactamente seis muertos y trece heridos.
La operación Lafiya Dole, puesta en marcha en mayo de 2016 por el gobierno del presidente Muhammadu Buhari, con la coordinación de la Fuerza Multinacional Conjunta (MJTF) con sede en Yamena (Chad) -compuesta por los ejércitos de Níger, Chad y Camerún-, ha conseguido dar importantes golpes a la guerrilla del mesiánico Abubakar Shekau, que desde el 2009 provocó más de 25 mil muertes y 2,5 millones de desplazados. En estos días se acaban de cumplir dos años de la masacre de Baga, una aldea del Estado de Borno, donde en sólo tres días Boko Haram asesinó a dos mil de sus habitantes.
Los pobladores del noroeste del país han denunciado que estos tipos de “accidentes” desde el último año se producen casi a diario, y han matado a numerosos civiles. Entre las víctimas se cuentan algunas de las 300 alumnas de Chibok, secuestradas por Boko Haram en abril de 2014. El año pasado, cuando se logró rescatar a varias de ellas, las estudiantes informaron que un número indeterminado de sus compañeras habían muerto por este tipo de ataques de la Fuerza Aérea Nigeriana.
El general Lucky Irabor, comandante de las operaciones en la región, declaró que había recibió un informe con coordenadas de un encuentro de miembros del grupo wahabita en cercanías al campo de desplazados. “Yo coordiné y di instrucciones de que el personal aéreo de la operación debía ir y abordar el problema”, afirmó. Por lo que se cree que los datos podrían haber sido una trampa de los propios terroristas.
Boko Haram, a pesar de que se encuentra en constante repliegue desde las acciones del MJTF, por lo que han perdido algunos de sus “santuarios” en el Estado de Borno a manos de la séptima división del ejército nigeriano en Maiduguri, al mando del general de brigada Victor Ezugwu, como el bosque de Sambisa o el villorrio de Damasak. Pese a esto, la virulencia de Boko Haram sigue intacta.
El 9 de diciembre último, en el mercado de Maiduguri, capital del Estado de Borno, una doble explosión asesinó a 56 personas y provocó docenas de heridos. En ese caso, fueron utilizadas dos niñas que llevaban explosivos que fueron detonados por control remoto, como ya es práctica recurrente.
La organización fundamentalista viene sufriendo numerosas derrotas, particularmente en los alrededores del Lago Chad, zona fronteriza de los cuatro países miembros de la fuerza multinacional (Nigeria, Chad, Camerún y Níger). Las operación han logrado eliminar o detener a cientos de miembros de la secta terrorista, al tiempo que se han liberado a más de 3000 personas que el grupo tenía secuestrados, o bien para pedir rescate o incorpóralos a sus milicias.
A pesar que se han detectado algunos resquebrajamientos, y los rumores de la aparición de un nuevo líder, Abu Musab al-Barnawi, cuestión posteriormente desmentida por el propio Shekau, el grupo sigue tan vital como para poder mantener entre tres mil y cuatro mil cautivos.
Además, Boko Haram sigue controlando sus poderosas redes de complicidad con gran parte de la población local que son musulmanes sunitas. El grupo cuenta con una organización descentralizada, y la estructura básica todavía no ha sido alcanzada, por lo que su capacidad logística y operacional sigue activa no s{olo en el nordeste de Nigeria, sino también en Diffa, Níger y en el norte de Camerún.
El Gobierno nigeriano ha dado por muerto a Abubakar Shekau por lo menos en cuatro oportunidades; la última fue en agosto pasado, lo que dio oportunidad a Shekau para mostrarse en un video tan radical y exorbitado como siempre, lo que habla de su animó de combate.
Los desplazados de siempre
El “incidente” del martes 17, que por otra parte no es el primero, sólo expone otra fasceta de la tremenda realidad no sólo del pueblo nigeriano, sino de la totalidad de África: los desplazados.
En las zonas que controla la organización existen problemas para el abastecimiento de alimentos y medicación de casi un millón de personas que viven en aldeas semi-destruidas por los continuos combates, así como también en los 15 campos de refugiados en el Estado de Borno. Allí los pobladores no tienen forma de abastecerse y sólo les queda esperar la asistencia de algunas de las ONG’S que operan en el sector, cada vez con más dificultades por los ataques de uno y otro bando.
El 92 por ciento de los 2,5 millones de refugiados están recluidos en diferentes campamentos de los estados de Borno, Yobe y Adamaw. Naciones Unidas ha informado que un cuarto de millón de niños sufre desnutrición aguda, de los cuales 50 mil morirán en las próximas semanas, y que más de dos millones de personas siguen sin tener acceso a la ayuda internacional.
La capital de Borno, Maiduguri, lugar de nacimiento del fundador de Boko, Haram Mohamed Yusuf, muerto en 2009, se ha convertido en un gigantesco campo de refugiados. A medida que fueron llegando a la ciudad desplazados de los campos y aldeas cercanas, han ido ocupado distintos edificios de la universidad, edificios públicos, calles, parques e incluso viviendas privadas. Los barrios que alguna vez parecían florecer se han llenado de construcciones miserables de cartón y plástico.
En diferentes campos de refugiados se hacinan sin ninguna esperanza miles de personas, como en el de Banki, una pequeña localidad a 130 kilómetros al sudoeste de Maiduguri, que acoge cerca de 20 mil personas. En el campo de Dalori y el de Bama, también próximos a la capital estadual, son cerca de 50 mil refugiados que viven la crítica situación de la falta de alimento y medicamentos, particularmente los niños. Se ha denunciado que en esos campos mueren de hambre unas diez personas por día.
Unos 10 millones de personas han quedado varadas en la región del lago Chad, algunos porque se niegan a dejar sus ancestrales tierras, otros por temor a las acciones de Boko Haram, están sin abastecimiento de ningún tipo, por lo que no será raro que pronto la gran prensa del mundo se espante por el maldito fuego del hambre.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino.