Violencia de género: ¿Una historia sin fin o el fin de una historia?
La violencia, es toda conducta o amenaza que se realiza de manera consciente y que causa daño físico, psicológico, sexual, institucional, simbólico o económico. Se conoce como violencia de género al maltrato que ejerce un sexo hacia el otro, que puede ser de hombre hacia la mujer o viceversa. A través de los años y culturalmente refleja la asimetría existente en las relaciones de poder entre varones y mujeres, y perpetúa la subordinación y desvalorización de lo femenino frente a lo masculino a través de la historia.
La violencia de género tiene su origen en la cultura, la educación, las leyes, el propio lenguaje que han mantenido a la mujer en una condición de supuesta “inferioridad”, en definitiva, sin derecho a decidir sobre su propia vida. Se caracteriza por responder al patriarcado como sistema simbólico determinando prácticas cotidianas concretas que niegan los derechos de las mujeres y reproducen el desequilibrio y la inequidad (sueldos, cargos, oportunidades laborales, posibilidad de voto -hasta 1947 en Argentina-, calidad de trabajo, tratos, etc.) existente entre los géneros.
La diferencia con otros tipos de violencia estriba en que el factor de riesgo o vulnerabilidad es el solo hecho de ser mujer. (Nieves Rico, Doctora en Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. 1998).
Desde el observatorio Ahora Que Sí Nos Ven las cifras de femicidios en Argentina en los primeros tres meses de 2024, elaboradas a partir del análisis de medios gráficos y digitales,ascienden a 63 y 54 intentos. Esto implica 1 femicidio cada 35 horas.
Al menos 54 niños/as/es perdieron a sus madres como consecuencia de la violencia machista en 2024 y son víctimas de la misma.
Para comenzar a analizar esta conducta, sus consecuencias y abordaje es preciso mencionar que desde hace casi 18 años en nuestro país contamos con la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) y desde 2020 con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. También en el 2009 se sancionó la Ley de Protección Integral a las Mujeres.
Éstas son leyes esenciales y fundamentales que hemos, como movimiento, conseguido fueran sancionadas y son logros muy importantes que merecen ser comentados y comprenderlos como tales, fruto de la unión de un colectivo que se sostiene mediante el entramado vincular y el apoyo mutuo que con el transcurrir de los años se ha ido fortaleciendo y cada vez es más sólido.
Desde el 2020 al 2023 en la Argentina se ha formado gran parte del personal de la Administración Pública Nacional (APN) como lo indica la Ley Micaela. La misma establece la capacitación obligatoria en los temas de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que trabajan en la función pública.
Así también, como consecuencia de la dimensión de los femicidios se sancionó y promulgó en 2018 la Ley Brisa la cual otorga a los hijos/as de mujeres asesinadas por violencia de género una reparación económica mensual equivalente a la jubilación mínima.
La mencionada Ley N° 26.150 (ESI) crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral el cual indica que todos los educandos de los distintos niveles deben recibir educación sexual integral en establecimientos tanto laicos como religiosos de gestión estatal y privada.
Abordar y pensar sobre la ESI nos lleva a un abanico de espacios diversos y por ende nos permite trabajar la temática desde distintos estares y transitares. Es esencial comprender que la misma no solo tiene un espacio en el ámbito educativo, sino que su lugar de aplicación también lo es en una plaza, en el barrio, en una empresa, en una oficina, en un boliche, en las mesas familiares y en cada lugar donde los seres transitemos. La ESI nos sugiere y propone un cambio de mirada, un quiebre en los estándares estereotipados y mandatos estructurados e impuestos por una cultura hegemónica y dominante cis heteronormativa y patriarcal.
La ESI plantea un cambio de paradigma. Deconstruir la cultura patriarcal dominante y con los estereotipos de género que nos han inculcado. Esta es una de las herramientas con las que contamos para poder ir desmenuzando este caldo de cultivo, estos cimientos que sostienen al iceberg en palabras de Rita Segato.
¿Qué perspectiva aporta la ley?
La Ley genera un punto de quiebre respecto del abordaje tradicional de la sexualidad en las escuelas: la integralidad. Reconoce una forma de entender la sexualidad como una trama compleja que implica mirarla no ya desde una sola dimensión, sino desde un conjunto de ellas. La Ley resulta una de las herramientas legales más potentes para hacer de las instituciones educativas espacios garantes de derechos sexuales, de relaciones de género más igualitarias, del despliegue de una sexualidad plena, libre y autónoma. Sugiere un derecho en sí misma: el derecho a la educación sexual, a la vez que se relaciona a otros derechos que la anteceden y que también promueve. El vínculo con leyes posteriores a su sanción estipula un marco sustantivo que genera mejores condiciones y la oportunidad para la producción de una escuela más justa en términos de género.
¿Cómo garantiza el Estado la Educación Sexual Integral?
Es responsabilidad del Estado Nacional, de los Estados provinciales y municipales garantizar la ESI en todos los niveles y modalidades del sistema educativo de gestión pública y privada, laica o religiosa. En tal sentido, la normativa crea al Programa Nacional de ESI con el fin de orientar y promover su cumplimiento. De este modo, la educación sexual deja de estar ligada al voluntarismo de las instituciones y docentes, y se instituye como un derecho para quienes transiten por el sistema educativo desde el nivel inicial hasta el superior no universitario y una obligación abordarla.
Más allá de lo antes mencionado en la Argentina esto no se cumple, la ESI no se aborda en todas las entidades educativas ni se hace de manera trasversal, esto tiene una causa: la resistencia religiosa, los miedos que las familias manifiestan y las escuelas que eligen no entrar en conflicto con las mismas.
En tal sentido urge mencionar que los educadores de la temática no somos enemigos ni tenemos el poder de adoctrinar a los hijos e hijas de estos padres y madres, nosotros solo podemos brindar un alojo y cobijo para crear un espacio de confiabilidad y así habilitar un devenir en libertad.
Les sugiero que ante ese miedo que los transita, lo cual es lógico, se acerquen, se informen y formen parte de este hacer conjunto porque la ESI bajo ningún punto puede ser sin la familia y sin la sociedad en su conjunto ya que no solo es un contenido curricular sino es un cambio en la forma de mirar, ver y habitar el mundo.
Ni por…
Ni por gordas, flacas, feas, lindas, santas, putas o llevemos la ropa que elijamos. Ésta no es una cuestión de características físicas ni de elección de vestuario, esto se trata de un sistema que conlleva años y mediante el cual también se sostiene el capitalismo ya que se beneficia de la opresión sobre la mujer no reconociendo el trabajo que realiza para que el hombre sea útil para el patrón.
Logramos copar las calles, tramar y tejer redes que nos sostiene y alojan como colectivo, pudimos instalarnos en el discurso, tenemos leyes que nos protegen, pero los crímenes por razones de género no bajan, sino que por el contrario suben. Entonces, ¿qué ocurre que día a día nos siguen matando?
Creo que tenemos que pensar que este es un sistema, un engranaje que está aceitado y que para frenarlo lo punitivo no es suficiente. Al ser un sistema regido por un mandato de masculinidad es muy complejo quebrarlo, fisurarlo y deconstruirlo.
El mandato de masculinidad, en palabras dela antropóloga Rita Segato, actúa en forma de corporación con dos reglas esenciales: la lealtad y la jerarquía. El hombre macho cis y hétero necesita mostrarle al alfa de la cofradía que puede pertenecer al “grupo” de leales al mandato patriarcal y rendirle tributo a esta fratría: nuestros cuerpos.
Para poder abordar la punta de ese iceber, que serían los crímenes de violencia por razones de género, es preciso hondar en las pequeñas violencias, en estas micro violencias cotidianas que ocurren: chistes, comentarios, videos subidos a las redes, fotos etc. Es importante, necesario y urgente que podamos penetrar en la capilaridad de esta cultura patriarcal que es el caldo de cultivo que va generando y conformando a estos seres que lejos de ser “locos y monstruos” son parte de esta sociedad y la transitan junto a nosotras.
Transformarlos solo en monstruos, sacarlos de la escenaes justamente lo que no debemos hacer sino entender que son un producto de la sociedad y cultura en la que vivimos, de mandatos y estereotipos que fuimos y vamos construyendo a través de los años. De la historia. Con esto no quiero asegurar que todo hombre en esta sociedad se transformará en un femicida, pero sí que está atravesado por el orden que nos rige.
Según Segato el sistema de punición no alcanza porque el macho violador es el mayor moralizador, es un ser que nos está indicando y ubicando en nuestro lugar de subordinación en este sistema donde manda el Capital y nosotras somos el último eslabón de esa cadena sosteniendo al hombre patriarca que le es útil al sistema capitalista y desde ahí, Segato, ve la dificultad de quebrar y romper este gran iceberg. Ella lo llama régimen de dueñidad.
El por qué de la ESI o Por qué es con ESI…
ESI para comenzar a penetrar la capilaridad de los infantes y habilitar devenires libres que valoren las diferencias, que quiebren con los mandatos y estereotipos que la cultura cis hetero normativa y patriarcal impone para prevenir violencias, sufrimientos y evitar que esos icebergs sigan creciendo.
En este sentido, podríamos pensar que la ESI debe, como carácter esencial, ser hospitalaria, como bien describe Jacques Derrida para así poder alojar a todos los seres más allá de sus edades y sitios por los que transitan y de esta manera ser una gran herramienta de prevención tanto de enfermedades, de embarazos no deseados, de abusos y sobre todo de la violencia de género y las diversas violencias posibles generando un espacio de confiabilidad que aloja al ser en su hacer y estar, un ámbito subjetivaste donde la persona se sienta comprendida, escuchada y no juzgada.
Una ESI que tensione conceptos, que interpele a la sociedad y a la cultura en la que habitamos hace años, una ESI que genere una hiancia para abrir nuevas posibilidades, una ESI que cuestione el modelo capitalista al cual el patriarca le es funcional mediante el sometimiento de los cuerpos de las mujeres. Una ESI que proclame, promueva y abogue por una sociedad más justa y equitativa.
También y continuando en la línea de pensamiento del filósofo la ESI tiene que entenderse como un derecho humano y concebirse como tal y por eso decimos que la justicia exige, para ser concreta y efectiva, encarnarse en un derecho, en una legislación.
“Ningún derecho podrá resultar adecuado a la justicia y, por eso, hay una historia del derecho, por eso los derechos del hombre evolucionan, por eso hay una determinación interminable y una perfectibilidad sin fin de lo jurídico, precisamente porque la llamada de la justicia es infinita. Se requieren el uno al otro”.
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Carla Elena. Autora de “Esi, haciendo camino al andar” y otros textos. Es Psicóloga Social. Diplomada en “Violencia Familiar y Género”. “Derecho de Niñez y Adolescencia”. “Discapacidad”, “Educación en Contextos de Encierro”, “ESI en Territorios” y “Sexualidad y Discapacidad” . Posgraduada en “Educación Sexual Integral: Desafíos de la implementación en el ámbito educativo y comunitario”. “Despatologización de las Diferencias”. Miembro de Forum Infancias. Docente. Columnista de El Furgón. Participa en Radio Tinkunaco en temas sociales y en Radio Gráfica.
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Portada: Autora: Titi Nicola. Enlace: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Marcha_Ni_Una_menos_en_Buenos_Aires_14.jpg.
Imágenes de interior: Ahora que sí nos ven