miércoles, septiembre 11, 2024
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El fileteado porteño: trazos de una tradición

Martín Ardizzone/El Furgón El fileteado es un emblema de Buenos Aires que simboliza sentimientos y pinta las rostros de la ciudad. Caminar por sus calles, alzar la vista y observar los ornamentos de ciertos edificios puede llevarnos hacia el corazón de su origen.

El fileteado porteño tuvo su origen a principios del siglo XX en las fábricas de carros que se encontraban en el bajo de Buenos Aires, en la avenida Paseo Colón. Como en el tango, no hubo un artista ni una fecha determinada que permitiera establecer con exactitud el inicio de esta actividad. Tres inmigrantes italianos fueron los primeros en desarrollar este oficio sobre los carruajes de color gris que circulaban por la ciudad. Cecilio Pascarella, Vicente Brunetti y Salvador Venturo crearon un trazo difícil de borrar.

Según el diccionario de la lengua española estas son las definiciones de la palabra filete: (Del fr. filet). m. Lonja delgada de carne magra o de pescado limpio de raspas/ componente de una moldura en forma de lista larga y angosta/ línea o lista fina que sirve de adorno/ remate de hilo enlazado que se hecha en la orilla de alguna ropa, para que no se maltrate/ asador pequeño y delgado/ espiral saliente del tornillo o de la tuerca. De todas las definiciones, la tercera, es la que mejor aplica al arte representativo de Buenos Aires, “la reina del Plata”.

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Según Alfredo Brunetti, fue su padre quien inició este oficio al aplicar colores sobre el gris municipal. Miguel Venturo, hijo de Salvador, incorporó las imágenes típicas que representaron siempre al fileteado: flores, volutas, hojas de acanto, cintas argentinas y líneas muy delicadas combinadas con frases. Cecilio Pascarella, se destacó por incorporar a los carros las leyendas escritas con letras góticas, que en la jerga filetera se llamaban “ergóstrica”; imitando el trabajo de los codiciados letristas franceses de la época.

Algunas de las características del fileteado porteño son el alto grado de estilización, el uso de colores vivos, la recurrencia a la simetría y la conceptualización simbólica de objetos representados; por ejemplo, la herradura como símbolo de buena suerte.

La mayoría de los motivos fueron tomados de las decoraciones ornamentales y arquitectónicas de la época. Su estilo referencial más reconocible es el neoclásico  o “grutesco” por el desarrollo que los fileteadores hicieron de los espirales. Su temática era producto del imaginario popular, emparentada con imágenes de íconos populares como Carlos Gardel, la virgen de Luján o escenas de la vida pagana.

Con el tiempo y el progreso, el fileteado fue ganando terreno en otros vehículos como el camión y el colectivo. En 1975 fue prohibido por una resolución de la Secretaría de Transporte debido a que entorpecía la identificación de las líneas por parte de los usuarios.

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Entrevista a Alfredo Genovese: uno de los principales investigadores y fileteadores contemporáneos.

-¿Qué significa para vos fileteado en el término “porteño” de la palabra?

-La palabra porteño se agrega al término filete o fileteado como el adjetivo que lo define como algo propio de Buenos Aires. Y no es para menos. Es un arte que se generó y se desarrolló por más cien años en esa ciudad.

-¿Cuál es su relación con el tango?

-El fileteado y el tango comparten el mismo origen. En sus inicios fueron prácticas marginales de origen popular que se aceptaron con el tiempo. Actualmente el tango es uno de los temas iconográficos del fileteado. Ambas manifestaciones culturales ocupan un espacio importante en Argentina y el mundo.

-Esos “costados sentenciosos” a los cuales se refería Borges al hablar de las frases escritas en los carros, ¿expresaban parte del sentimiento del hombre de Buenos Aires?

-Sí. Representaban su manera de ver el mundo. Eran elegidas por los dueños de esos vehículos y podían ser de tipo amoroso, filosófico o irónico, pero nunca de corte partidista o político.