El Furgón pone primera
“¿Qué diferencia hay entre lo que hacía mi abuelo, que era carpintero, o mi padre, un tendero y vendedor ambulante, y lo que yo hago? Mi abuelo manejaba el serrucho y la garlopa; yo manejo mi máquina de escribir, mis ideas y un lenguaje”
(Haroldo Conti)
Al furgón van los que no encajan. Ya lo sabemos. Ahí viajan los laburantes y sus bicicletas gastadas de tanto andar, los pibes que venden flores o cortan el pasto en los barrios, la gente que disfruta del viaje compartiendo unos mates o jugando al truco, las pibas que se asoman a la aventura con sus mochilas gigantes y sus mapas llenos de cruces y marcas, las estudiantes que subrayan apuntes y se van acercando al parcial que ya se viene. El furgón es el territorio de las ventanillas que no cierran, de la charla en la pausa de los vendedores ambulantes, del aroma a chipá que enciende el alma de cada pasajero, de una revista leída entre estaciones para mitigar el aburrimiento de tanto viaje, de las miradas furtivas que se cruzan a bordo. Pero también puede ser el espacio ideal para enterarse de las últimas noticias. De las historias de tantos protagonistas de nuestra historia. De hombres y mujeres que forjan nuestra identidad. Del devenir de la cultura y de sus expresiones populares. De la actualidad que repercute en el bolsillo y que también nos permite abrir la cabeza y ejercer la mirada crítica. Ahí viajamos nosotros también, todos los que pensamos y soñamos con este furgón digital que hoy largamos desde revista Sudestada.
Ya no es nuestro. Es de tod@s los que se quieran subir. Porque tod@s lo sabemos: en este furgón siempre hay lugar.
Escribimos lo que nos gusta. De forma militante, consciente, apasionada. Entendemos al periodismo como un oficio arduo, que atraviesa un camino espinoso pero, en muchas ocasiones, gratificante. Informamos desde otro lado, sin que nos rodeen las luminarias o nos cieguen los destellos de las pantallas. Hacemos del periodismo una trinchera, un lugar desde donde contar las historias que los poderosos silencian y esconden. Nos consideramos laburantes de lo que elegimos: informar, contar historias, hacer resonar las palabras de los otros.
Con el nacimiento de El Furgón seguimos una línea precisa y concreta que fuimos construyendo con la revista Sudestada desde hace 15 años. Esa línea es aportar a los debates, contar las historias de la gente de a pie, retratar con palabras e imágenes las rebeldías de los pueblos, sus alegrías y dolores, esa infatigable rebeldía que nos lleva a decir “No” cuando vemos o vivimos una injusticia.
El Furgón es un medio amplio, crítico, independiente y autogestivo. Y abre sus puertas a quienes quieran colaborar con artículos, fotos e historias. Tenemos la humilde intensión de aportar a los debates que cruzan a la sociedad y, al mismo tiempo, transmitir lo que sucede de una manera directa, sin tergiversaciones.
En el camino de la comunicación, El Furgón arranca con el simple objetivo de romper el cerco mediático que cubre a la sociedad. Una tarea difícil y compleja, pero no imposible. Porque nos quejamos del dominio de los grandes medios hegemónicos. Pero también porque sabemos que la única manera es arremangarse y trabajar: salir a la calle, disputar el sentido común y el imaginario popular, aportar nuevas miradas y otras voces, discutir certezas y multiplicar las preguntas, defender los intereses de quienes no tienen lugar, lejos de los patrones de monopolio y de la billetera del Estado.
Todos los días, todas las mañanas, todas las voces. Ese es nuestro compromiso desde ahora. Notas largas y otras breves. Entrevistas para pensar y para discutir. Investigaciones puntuales y observaciones de puro olfato callejero. Fotos e ilustraciones que sintetizan mil palabras. Cientos de caracteres que pretenden conversar con ustedes, amig@s lectores, en este viaje que recién arranca. Afuera, suena un silbato, la locomotora arranca, el tren se mueve. El Furgón cobra vida. Ahí vamos…
(Colectivo editorial El Furgón) – Fotos: Matías Barutta