miércoles, noviembre 6, 2024
Nacionales

¿Economista o Contador? ¿Desde qué lugar analizamos el presupuesto de la universidad pública?

La frase, que no es un argumento, ya repetida hasta el cansancio “No hay plata” puede ser entendible si se tratara de la conclusión de un Contador Publico Nacional, que luego de analizar los balances de su cliente, más específicamente, la situación de Caja y Bancos, concluyera que efectivamente, NO Hay Plata.

Un economista miraría de manera distinta y, obviamente, con objetivos diferentes a los del contador. Pero basándose en la acertada conclusión del Contador, evaluaría otras variables, como, por ejemplo, la situación de créditos y deudas, las fechas de vencimientos de cada una, las proyecciones de ventas y el stock de insumos disponibles, etcétera, etcétera.

Estando los dos profesionales de acuerdo en que la situación de Caja es problemática o deficitaria, ¿cuál podría ser el consejo o la propuesta de acción que se podría acercar al cliente??

Una, la más simple y que tendría exclusivamente como objetivo que haya plata, podría ser: apaguemos la mitad de las maquinas, terminemos con la publicidad, suspendamos los descuentos y bonificaciones y el crédito a los clientes (los pagos serán 50% al pedido y saldo contra entrega, etc.

Ceteris Paribus (si todo lo demás siguiera igual), como gusta tambien repetir al Presidente, seguramente solucionaríamos el problema original. Menos gastos e iguales ventas cambiarían el No hay plata por un Tenemos plata. ¿Qué fácil seria todo si las cosas funcionaran así verdad?

Pero si para solucionar el problema de caja hiciéramos lo mencionado más arriba, ¿estamos seguros que tendríamos éxito?

Si producimos menos, tendremos menos para vender.

Si cancelamos descuentos y créditos a los clientes, lo mas probable es que nuestra competencia absorba parte de nuestra clientela, es decir menos ventas.

Si cancelamos la publicidad no accederemos a nuevos o potenciales clientes y saldremos de la orbita de nuestros clientes, es decir, menos ventas.

Es decir que estaremos generando una espiral tal que nos puede llevar, casi seguramente a aumentar el problema que queríamos solucionar.

Este esquemático y muy simple ejemplo tiene sentido para una compañía que compra, produce, vende y tiene como objetivo, ganar plata, lograr utilidades. ¿Por qué quise usar este simple ejemplo? Lo traigo a colación porque el gobierno utiliza el mismo esquema de razonamiento para áreas donde nunca y de ninguna manera, tiene lugar un proceso de compra y venta con el objeto de ganar dinero.

Por eso resulta sumamente llamativo, diría sorprendente, que el primer presidente de profesión economista, y además auto percibido futuro Premio Nobel, utilice herramientas contables y no económicas a la hora de tomar decisiones.

En primer lugar, y desde mi forma de ver las cosas, medir todo, aunque como veremos un poquito mas adelante, no todo, con una vara contable, es decir, si se asigna o ingresan 10 y salen o se utilizan 12: solo se debe dejar de gastar al menos 2 y asunto resuelto.

Esa definición o decisión ni siquiera analiza que pasa una vez “ahorrados” esos 2. ¿Podría generar la misma espiral que mencionamos en el ejemplo de arriba? A los ojos del gobierno, parecería no importar ya que las consecuencias del ahorro no son ni siquiera analizadas.

Me voy a detener en solo uno de los casos más resonantes, si bien no son los únicos, en los que el gobierno ha decidido “ahorrar” o no actualizar por el deterioro inflacionario, que en ultima instancia es lo mismo, y que conmueve a la sociedad toda.

Educación Universitaria Pública

Obviamente no hace falta aclarar que la educación pública existe con el objetivo de generar utilidades en la forma que las mide un Contador Público Nacional.

Pero sin ninguna duda, estas y casi todas las actividades que decidimos llevar adelante en forma individual, grupal o social, busca generar algún tipo de Utilidad.

No se emprende una actividad con el objeto de que no se genere nada, que resulte exactamente lo mismo que ese emprendimiento o actividad se realice o no.

La cuestión pasa por definir los objetivos de esas actividades y en ellos establecer cuáles serán los logros, los beneficios o las utilidades al tiempo de establecer quienes son los beneficiarios y de que manera y en qué momento podrán disfrutar de los mismos.

Veamos un ejemplo burdo o extremo para intentar demostrar que no toda actividad puede ni debe ser analizada con metodologías contables: el Poder Legislativo Nacional.

Este poder del Estado necesita recursos económicos (plata) para funcionar. Salarios, edificios, equipos, luz, gas, telefonía y comunicación, etcétera.

¿Qué produce el Poder Legislativo? Leyes. Fundamentales para la vida en democracia de la sociedad.

¿El Poder Legislativo, puede vender las leyes para de esa manera cubrir los gastos que necesita para funcionar? ¿Pregunta tonta, verdad? Obviamente no. Es decir que la producción del Poder Legislativo, es por definición deficitaria en términos contables. Gasta plata y no genera plata.

Pero la sociedad ha decidido que quiere vivir en un sistema de democracia participativa y para ello necesita del Poder Legislativo. Por lo tanto, sabe y acepta que será una actividad deficitaria en términos contables. Por Siempre.

El Poder Legislativo podrá gastar mas o menos, mejor o peor en su funcionamiento, pero jamás podrá ser superavitario en términos contables.

Los beneficios de contar y financiar entre todos los ciudadanos y ciudadanas del país un Poder Legislativo, descansa en sostener un sistema democrático con el equilibrio que otorga la división de poderes y la representatividad en la toma de decisiones.

Por lo tanto, esta actividad, que existe por decisión soberana del pueblo argentino, es un ejemplo que nos permite inferir, que puede haber otras actividades que defina la sociedad y que no puedan ni deban ser definidas simplemente por un criterio contable.

Volvamos ahora al tema que mencione antes: Educación Universitaria Pública.

La sociedad argentina ha decidido, hace mucho tiempo, contar con educación universitaria publica y gratuita además de salud pública gratuita y un sistema de jubilaciones de reparto.

Me detengo un segundo en “gratuita”. Vale la pena hacerlo porque el análisis contable diría que el servicio que se brinda tiene un costo en dinero y ese costo hay que pagarlo. Por lo tanto, no es gratuito: “alguien lo paga”.

Por supuesto que los costos se pagan. Lo que sucede es que la sociedad decidió que lo paguemos entre todos y no solo lo usuarios directos. Es lo que eligió y decidió la sociedad argentina. Por supuesto que podrían no existir, pero existen, lo elegimos y muchos lo seguimos defendiendo.

Como el Poder Legislativo, estas actividades tienen costos (en dinero, sí) pero los beneficios no pueden medirse como la diferencia entre el dinero que entra y el que sale. Los beneficios que generan van mucho más allá de esa simple cuenta.

Esta situación no significa de ninguna manera que no debamos evaluar la mejor relación costo/beneficio de estas actividades.

Lo importante es definir correctamente los beneficios que generan, hoy y en el futuro y tanto para los que las utilizan directamente y para los que no.

Intentaré hacerlo.

Los beneficios de contar con Educación Universitaria Publica los encontramos en: Beneficios privados o personales y beneficios sociales o públicos de la educación.

Los beneficios privados son aquellos que reciben esencialmente las persona que se educan:

* El acceso a un mejor trabajo, mejores ingresos futuros, mayores probabilidades de obtener un empleo, entre otros.

* Existe evidencia de que la educación contribuye al crecimiento económico (Krueger y Lindahl, 2001).

* Genera mejoras en la salud de la población (Brännlund, 2014: Heckman, Humphries y Veramendi, 2018).

* Mayor participación en la vida democrática (Becker, 1993) y de que cuando hay igualdad de oportunidades educativas, la educación ayuda a disminuir las desigualdades de ingresos (Adrogué, 2019)

* Una sociedad con altos niveles de educación en una gran parte de su población, es una sociedad mejor.

Por lo tanto, incorporar en el análisis los beneficios que generan un acceso masivo a la educación superior para nuestra sociedad es, sin duda, ineludible.

Es una tarea posible de realizar con las técnicas de evaluación de proyectos disponibles.

No creo que alguien pueda no coincidir en que estos son al menos algunos de los beneficios que brinda una mayor oferta de educación.

Por lo tanto, cualquier economista o persona que tenga que tomar la decisión de cuanto invertir en educación, jamás podría considerar simplemente un análisis de caja.

Es en función de esto que resulta sorprendente que el economista presidente, se olvide o se haga el distraído, y guarde en un cajón las herramientas que supuestamente recibió durante sus estudios.

No puede, por ningún motivo, justificar sus decisiones sobre financiamiento universitario en la única y simple herramienta contable.

Achicar la Universidad Publica en Argentina, con el pretexto de un problema de caja, no es buscar una solución. Busca eliminarla.

Hagamos lo que este a nuestro alcance para evitarlo.

Fernando Latorraca es economista.

Portada: Marcha en defensa de la Educación y Universidad Pública en Santa Fe, 23 de april 2024. Autora: Gisela Curioni